Análisis

Juanma G. Anes

Nietzsche, las coincidencias y el último aliento

A mí casi me da rubor pedir otra machada a jugadores, técnicos y empleados

Nada más terminar el encuentro de Lorca un amigo me recordó la mala suerte que ha tenido el Recre este año frente a los murcianos: al gol increíblemente anulado a Fran Machado por un fuera de juego claramente inexistente (se percibe un metro de distancia con el defensa local, no hay nadie delante del asistente que le pueda despistar en la jugada e, incluso, la línea del área le servía para aclarar la ubicación de los futbolistas) hay que añadir que, en la ida, al Decano también le anularon dos tantos de forma sorprendente ante el mismo conjunto. Eso habla mucho del respeto -del poco respeto, quiero decir- que al Recre le tienen todos los estamentos, demérito ganado a pulso en los últimos años, y ya sabemos el porqué. Al Lorca, según parece, la cosa le va algo mejor en ese sentido. Algo bueno habrán hecho allí para que así sea.

Tras esto, lo del próximo domingo se presenta como otra cita decisiva. ¿Otra más? Sí, otra más. Somos el eterno retorno de Nietzsche hecho equipo de fútbol, porque ante el Melilla toca cruzar el enésimo campo de minas. Ni los soviéticos en el avance sobre Járkov, cuando utilizaban sin piedad a sus propios soldados para hacer estallar los explosivos ocultos logrando así abrirse camino para seguir acorralando a los nazis, lo tuvieron tan complicado. Y lo malo es que aquí sabemos que la mina (mejor dicho, la bomba atómica) más terrible sigue estando en el horizonte de junio. Ya hemos tachado otra semana más del calendario y la vida sigue igual. A ver si el buen rumor que hacen circular se confirma de una santa vez, que falta hace.

La lógica dice que se debería tocar a rebato para hacer todos un último esfuerzo. A mí casi me da pudor pedirles otra machada a jugadores, técnicos y empleados, que siguen sin cobrar, a los abonados que dieron el paso al frente pese a la nebulosa que envolvía al club en verano, a los que pusieron dinero -mucho o poco- en la campaña de salvación, a quienes llenaron el estadio los dos últimos meses del curso pasado..., Pero es que ganar es la puerta a la tranquilidad y, posiblemente, la base para que el año próximo todo tenga otro color. Si queda algo de fuerza merece la pena intentarlo, una vez más, todos juntos. ¿O no?

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