Es mi mayor deseo, esplendente primavera, saludarte con toda mi ilusión, dándote la bienvenida, en estos primeros días del mes abrileño, en donde tu acción entra de lleno.

Dice el refranero: "En abril aguas mil o cabe toda en un barril", pero este líquido elemento como es el agua, acompaña a veces, dándole más fuerza a nuestra primavera, que aunque efímera en su corto tiempo estacional, nos deja efectos positivos de su magnificencia de su amplio ambiente.

Olvidémonos de borrascas y tornados y nos damos el gusto, para entrar y pisar los umbrales que nos dona la naturaleza y por tanto la primavera y vayamos paso a paso, introducirnos con los sentidos y con el alma, a poder experimentar todos los resortes, en el que la primavera, nos infunde, como la vida ha tomando en su curso, en sus diferentes cambios de estaciones meteorológicas. Pero es la dulce primavera la que va despegando todo un aura de luz y color, mayormente en el escenario del campo, bien montes, colinas, valles, vaguadas, oteros, barrancos y todo su espacio abierto, y caminos que se pierden entre la fronda de la extensa arboleda.

Amanece y la luz solar se va apoderando de todo el entorno y va cobrando esa ansia de seguir viviendo, arrullado por la brisa sonora que nos envuelve, entre murmullos, ecos y fragancias de flores tempranas abriendo sus pétalos. Trinos de pájaros y gorjeos de incipientes pajarillos, que desde sus nidos, esperando con los picos abiertos, el condumio de sus alimentos.

En el amplio valle campea toda la armonía y belleza de la primavera, que se acusa en los sonidos que nos trae el aire cuando se va aproximando el atardecer, se viene acercando un rebaño de ovejas blancas, con su balido habitual y el pastor, que viene entonando una cantina de su tierra.

Otros de estos sonidos, que como ayes o lamentos, es el croar de ranas en las charcas plateadas y cric-crac de los grillos carboneros. Todos estos sonidos arrulladores que estimulan nuestro ser, se ven coronados por una luna oronda y pálida, que nos ilumina con sus rayos desde la cúpula celeste y si observamos las estrellas, captamos el mayor chispeo y brillo en esta estación primaveral.

"Abril florecía junto a mi ventana…," dice el poeta y que siga floreciendo con sus aromas, en esta primavera sin igual, para nuestra dicha y satisfacción y que Dios soberano nos alumbre de gracia y bendición, para todos los mortales de buen corazón.

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