Historias del Fandango

El Ciego de la Playa

  • Segundo capítulo sobre artistas flamencos invidentes, entre los que el almeriense conocido como El Ciego de la Playa fue determinante para el futuro de los cantes de Levante

  • Con los ojos del alma

El Ciego de la Playa, dibujo publicado por Zoco Flamenco.

El Ciego de la Playa, dibujo publicado por Zoco Flamenco.

Francisco Jiménez Belmonte (1864-1925), conocido como El Ciego de la Playa, fue un cantaor, guitarrista y trovero almeriense al que se reconoce como figura clave en la transmisión de los cantes de su tierra, que tomó Antonio Chacón para conformar los estilos de Levante. Había nacido y se crió en el barrio de la playa –de ahí su apodo– y la ceguera, que le provocó muy pronto la pérdida de la visión, fue consecuencia de una diabetes sacarina padecida desde joven. Pero esa discapacidad no le impidió seguir cantando, tocando la guitarra y componiendo.

Era un hombre alto, “de porte homérico” y complexión recia. Por una limosna cantaba por las calles, en las puertas de las iglesias, en los cafés de la capital sus cantes de Levante, la taranta, el fandango de Almería y la saeta, y con tan escasos ingresos fue tirando para mantener a su familia, mujer y tres hijos que tuvieron. Su esposa lo solía acompañar, se formaban corros en las plazas para escucharlo cantar y recitar sus trovos. También actuaba en fiestas o reuniones a las que le pedían asistir.

El Ciego de la Playa, dibujo publicado por Zoco Flamenco. El Ciego de la Playa, dibujo publicado por Zoco Flamenco.

El Ciego de la Playa, dibujo publicado por Zoco Flamenco.

En el último tercio del siglo XIX, el fandango vivió en efervescencia en las fiestas populares en Almería; eran frecuentes y muy concurridas las fiestas en salones, casinos y cafés donde este cante popular se cantaba y se bailaba al compás abandolao, el de los cantes de Juan Breva. Pero El Ciego fue de los primeros artistas flamencos que hicieron un cante distinto del popularísimo cantaor de Vélez, distanciando los cantes de Málaga de los de Levante. José Luis Navarro afirma en su obra sobre los cantes mineros que “el fandango verdial se tiñó en la garganta de El Ciego de aires mineros y tonos levantinos”.

Chacón se inspiró en El Ciego

Su aportación creativa fue fundamental para la configuración de los cantes almerienses en el último tercio del siglo XIX, según coinciden en apreciar los investigadores de su figura, y el propio Chacón reconoció la procedencia de los que cantó y de las letras de El Ciego. Ese legado fue transmitido oralmente, guardado y recreado por las prodigiosas facultades del maestro jerezano. La paradoja de la cultura musical popular, tantas veces repetida en el flamenco, es la de un mendigo transmitiendo al gran señor del flamenco las bases de los cantes de Levante.

¿Qué hacía Chacón en Almería?

Y es que la casuística genera a veces situaciones insólitas, esta vez con resultado feliz, porque ¿qué hacía Chacón viviendo una larga temporada en Almería y escuchando al Ciego de la Playa? Blas Vega lo desveló contando una historia de amores. Resulta que el maestro jerezano se había enamorado en Málaga de una joven aristócrata oriunda de Granada con la que vivió una relación apasionada y controvertida por la diferencia de clase social entre ambos, lo cual generó críticas en la prensa de la época.

Don Antonio Chacón Don Antonio Chacón

Don Antonio Chacón

A raíz de esta situación, Chacón dejó de cantar en público y se dedicó a viajar y a compartir el tiempo con su amada y, durante un tiempo, se alejaron de los focos mediáticos y vivieron por la zona almeriense, período que el cantaor, gran estudioso siempre, dedicó a conocer los aires flamencos del oriente andaluz y murciano. Esa fue la época en que conoció al Ciego de la Playa, con el que estableció una estrecha relación y se empapó de los cantes que éste hacía, sobre los que construyó sus nuevas creaciones. Aquel eslabón continuó después la cadena con otros artistas flamencos, que siguieron haciendo los cantes de Levante.

Una de sus letras más populares, cantada y grabada después por Juan Breva, la Niña de los Peines y otros artistas, fue “Un céntimo le dí a un ciego / y me bendijo a mi madre; / qué limosna tan chiquita / pa recompensa tan grande”. Y esta otra, también muy conocida en la zona: “Que van a poner un faro / en el castillo de San Telmo / y un cañón de artillería / pa que se sienta el disparo / en to el reino de Almería”.

El Ciego de la Playa murió en su ciudad natal, en febrero de 1925, como consecuencia de la diabetes que padecía. Murió en la misma pobreza que había vivido siempre, como un mendigo, recitando y cantando acompañado de su guitarra por las calles de Almería a cambio de unas monedas.

En Huércal de Almería se constituyó en 1995 una peña flamenca como homenaje permanente al que fue “uno de los más ilustres taranteros y fuente almeriense, nada menos que de don Antonio Chacón”: El Ciego de la Playa”.

Logo de la Peña flamenca El Ciego de la Playa, de Huercal de Almería. Logo de la Peña flamenca El Ciego de la Playa, de Huercal de Almería.

Logo de la Peña flamenca El Ciego de la Playa, de Huercal de Almería.

(Continuará)

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