Gracias al ingente y denodado esfuerzo de agricultores y ganaderos disfrutamos de una dieta variada y sana.

Somos lo que pensamos, decimos y escribimos. Aunque queramos demostrar al público ser lo que aparentamos.

Creemos imprescindible lo que ni siquiera es necesario y tomamos por necesario lo superfluo.

Llevo semanas leyendo y escuchando idioteces. No sé por qué la España política se dedica a amargar a la España real.

Escuchar a nuestros líderes políticos transmite una desazonadora sensación de parvulario.

Devolvamos la racionalidad a nuestras vidas y convivamos en paz como no hace tanto.

Una denuncia ha de dejar claro a quién y de qué se acusa, la mera queja es una petición expresa de censura.

Aprender no es fácil ni sencillo; requiere recursos, pero también esfuerzo y compromiso personal.

El antifranquismo de la actual izquierda es tan eficaz como podría serlo la oposición a la ocupación romana.

La pandemia iba a acabar con todo y ni siquiera vemos el gatopardismo de que todo cambie para que nada lo haga.