Huelva

La Cruz peregrina, en el Centro Penitenciario

  • En el salón de actos de la prisión onubense se celebró un vía crucis.

La Cruz y el Icono de la Jornada Mundial de la Juventud estuvo ayer en el Centro Penitenciario de Huelva. Ésta fue entregada, en el Año de la Redención (1984), por el Papa Juan Pablo II a los jóvenes con el fin de "llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención".

Unos doscientos reclusos recibieron el santo madero. En torno a las diez y media de la mañana, las puertas que dan acceso al patio interior del centro se abrieron, accediendo por un lado, un grupo de sacerdotes y jóvenes de la Diócesis portando la Cruz y el Icono, y por el otro, el equipo de pastoral penitenciaria, con los internos que acogieron la Cruz, tomando el relevo, entronizándola a lo largo de un pasillo que recorría todo el patio, hasta el centro cultural del recinto, un pasillo de honor de internos e internas cuyos ojos brillaban emocionados.

Una vez dentro, en el salón de actos, los presos, voluntarios, celadores y personal auxiliar, recibieron con un fuerte aplauso la Cruz y el Icono, depositados en un improvisado altar. En medio de la oscuridad, el brillo de cientos de pequeñas velas iluminaban tenuemente los rostro de los reclusos mientras daba comienzo el rezo del vía crucis. Como fondo, las hermosas estampas de la pintora Teresa Peña Echeveste, haciendo emerger de la oscuridad la Luz redentora del camino del Calvario.

Cerró el acto, el obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, que señaló a la Cruz como símbolo "de perdón, de reconciliación y de paz". Junto a ella, recordó las palabras de uno de los internos que habían conducido la oración: "Señor, en tu pobreza vemos nuestra pobreza". Los internos despidieron a la Cruz con una aplauso.

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