Huelva de ayer a hoy

De los Baños Flotantes a la Marina Deportiva

  • Lo que ahora se propone de una piscina que se une a la lámina de agua de la Ría dentro en las nuevas instalaciones, recuerda a los baños del siglo XIX

En la postal se puede ver el casetón de los Baños Flotantes d ela Ría de Huelva.

En la postal se puede ver el casetón de los Baños Flotantes d ela Ría de Huelva. / Archivo Sugrañes

La Marina Deportiva del Puerto de Huelva será un atractivo en esa relación Puerto-Ciudad, vuelve a recuperar las aguas de la Ría. La propuesta es amplia, un complejo náutico, comercial y de ocio, que se alzará sobre una plataforma pilotada sobre el agua de más de 7.200 metros cuadrados, dotado de un club náutico, zonas comerciales, barco-restaurante, gimnasio y escuela deportiva, entre otros espacios.

Dispondrá de 400 atraques para yates y buques de recreo de 6 a 40 metros de eslora. Igualmente, contará con atraques en tránsito para embarcaciones de hasta 60 metros de eslora.

La Marina Deportiva dispondrá también de una amplia piscina cuya lámina de agua se unirá con la de la Ría.

Imagen virtual de la pisicna que tendrá la Marina Deportiva. Imagen virtual de la pisicna que tendrá la Marina Deportiva.

Imagen virtual de la pisicna que tendrá la Marina Deportiva. / HUELVA INFORMACION

Lo que viene a traer al recuerdo los Baños Flotantes que la prestigiosa Sociedad de Amigos del País tenía desde 1852 y que abría a beneficio de la Escuela de Arte.

La distancia en el tiempo es amplia, más de un siglo, sin embargo, les une el deseo del disfrute de la Ría. Los tiempos son distintos, pero iguales en el deseo de promoción de Huelva.

Los Baños Flotantes resultaron todo un atractivo en la Huelva que quiere disfrutar de sus aguas. Más tarde será la aparición de los balnearios en la orilla de la Ría, desde el famoso Balneario del Odiel, donde hoy tenemos el Paseo de la Ría y en los tiempos de baños era aquí solo para mujeres.

Los Baños Flotantes se instalaron frente al Muelle de Viajeros, en medio de la Ría, desde donde partía un barco que trasladaba a los bañistas hasta el mismo casetón. Estaba abierto desde primeras horas de la mañana hasta las doce de la noche.

Constaba de 33 cuartos “bien desahogados y limpios”, provistos de todo lo necesario para la mayor comodidad del público. Para el uso de los mismos se pagaban, a principios del siglo XX, 0,85 pesetas el billete y podían bañarse de una a dos personas.

Se les consideraba los mejores de los puertos andaluces. Las propiedades terapéuticas eran claves como atractivo. Los baños tenían propiedades “no sólo” para “suavizar la piel y tegumentos y refrescar su temperatura orgánica, sino también a tonificar sus vísceras y reconstituir, en algo, su sangre, dado los varios principios minerales y en particular de hierro que sus aguas contienen”.

A estas cualidades se añadían “las condiciones higiénicas” que concurrían en la población, así como una temperatura templada, que se consideraba “lo más a propósito para la conservación de la salud en esta época del año”.

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