Operación Grajuela

Cae la mayor organización de narcotransportistas del Estrecho de Gibraltar con 31 detenidos

Cae la mayor organización de narcotransportistas del Estrecho de Gibraltar con 31 detenidos

Nuevo golpe de las autoridades al narcotráfico. Una operación conjunta entre el Servicio de Vigilancia Aduanera, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Policía Judiciária de Portugal ha permitido desarticular la mayor red de narcotransportistas del Estrecho de Gibraltar.

La operación Grajuela, realizada simultáneamente en España y Portugal y coordinada por la Fiscalía Especial Antidroga de Jerez, ha finalizado con la detención de 19 personas más otras 12 que ya se encontraban en prisión (31 en total).

Además, las autoridades han efectuado 24 registros domiciliarios y se ha permitido abortar hasta cuatro operaciones de la organización e incautar tres armas cortas, 1,4 millones de euros en efectivo, 19 vehículos de alta gama, sistemas de comunicación, material informático, dos narcolanchas en Portugal y otras tres embarcaciones en España. En el operativo han participado 250 agentes.

Los investigadores han acreditado que el entramado desarticulado estaba detrás de aprehensiones recientes de 4.000 kilos de hachís y 627 kilos de cocaína. En los registros se han localizado sumas de dinero escondidas en muros falsos o bajo sanitarios de baño (una ducha) para lo que fue necesario emplear gatos hidráulicos.

El centro de operaciones de la trama estaba ubicado en una lujosa urbanización de Lisboa, desde donde un histórico narcotraficante dirigía y coordinaba todas las operaciones navales. También contaban con infraestructura y una amplia red de colaboradores en la localidad de Sanlúcar de Barrameda, de donde eran originarios los cabecillas del entramado.

La organización disponía de una media de entre ocho y diez embarcaciones tipo narcolancha que se encontraban en todo momento en el agua con sus respectivas tripulaciones, así como de una nutrida red de pequeñas embarcaciones -incluso pesqueros- que se utilizaban para facilitar a las anteriores todo lo necesario, como víveres o gasolina.

La investigación se inició en mayo del pasado año, cuando los agentes detectaron que la organización criminal trató de recoger un cargamento de 6.000 kilos de cocaína de un narcosubmarino proveniente de Sudamérica. Sin embargo, los problemas mecánicos que sufrió la embarcación durante la travesía provocaron su hundimiento, lo que frustró la acción criminal.

A partir de ese momento, las pesquisas policiales giraron en torno al funcionamiento de la estructura de la organización, acreditando que los líderes de la misma estaban asentados en las localidades gaditanas de Sanlúcar de Barrameda y Chipiona, así como en El Cuervo (Sevilla).

Alta tecnología

Dado el gran potencial económico de la organización, sus miembros contaban con férreas medidas de seguridad y autoprotección. Así, disponían de los más avanzados medios para transmitir la información tanto a nivel individual como en las comunicaciones navales.

Gracias a la estrecha colaboración de la Policía Judiciária de Portugal, los agentes localizaron el centro de operaciones del entramado, que estaba ubicado en una lujosa urbanización de los alrededores de Lisboa, dirigido por un histórico narcotraficante huido de la justicia española que se encargaba de dirigir y coordinar todas las operaciones navales.

Además, estaba dotado de la más alta tecnología a nivel de comunicaciones, lo que les permitía un absoluto control de todas sus embarcaciones, así como una vigilancia total de los medios aéreos y marítimos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que operan en el Estrecho.

Cada vez que había una operación, los líderes de la organización viajaban desde España hasta allí para coordinar la infraestructura necesaria que permitiera llevarla a cabo, estableciendo a su vez contacto directo con los responsables de la mercancía estupefaciente.

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