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Cádiz

El Trompeta o cómo un bar de Cádiz es capaz de competir con los asturianos haciendo cachopos

Vanessa Sánchez y Rebeca Doello cocinando en el concurso de Madrid el pasado lunes.

Vanessa Sánchez y Rebeca Doello cocinando en el concurso de Madrid el pasado lunes.

Es como si cocineros del norte concursaran en el sur para ser los mejores haciendo tortillas de camarones o cazón en adobo. Todo lo contrario es lo que lleva haciendo desde hace unos años Rebeca Doello, propietaria del bar restaurante El Trompeta en la plaza del Mentidero de Cádiz, con sus cachopos. Su último logro ha sido participar este lunes en la gran final de la séptima edición del concurso nacional 'En Busca del Mejor Cachopo elaborado con Ternera Asturiana', celebrado en el Salón Gourmets (Madrid), junto a otros 12 establecimientos del país seleccionados entre 70.

El Trompeta no se alzó con alguno de los tres primeros premios que otorgaba el jurado, pero realizó un gran papel en esta cita organizada por el Consejo Regulador de la I.G.P. (Indicación Geográfica Protegida) Ternera Asturiana y el Salón Gourmets. "Para mí ya ha sido un premio estar allí", confiesa Doello. El podio del concurso fue para tres establecimientos asturianos, ganando el restaurante Los Arcos (Cangas de Onís), seguido por la sidrería Fonte Villoria (Lugones) y el restaurante Casa La Nicia (Ules). "Competir con los asturianos es complicado, porque el cachopo lo saben hacer mejor que nadie. Pero que en la final estuviera un bar de Cádiz, ya para nosotros es como ganar", reconoce. Y es que la presencia de un establecimiento gaditano en un concurso como este, con un plato que no es típico en el sur, puede considerarse una excentricidad. 

La final celebrada en Madrid fue de máxima tensión. Rebeca Doello cocinó junto a su compañera en El Trompeta Vanessa Sánchez. "Impresionaba porque era la primera vez que en un concurso cocinaba delante de tantas personas. Público, jurado, medios de comunicación... parecía que estábamos en MasterChef", comenta Rebeca. Tras acabar el cocinado, recibieron muchas felicitaciones, destacando algunos de los rivales la rapidez con la que se desempeñaron en la elaboración de un cachopo que además de la obligatoria ternera asturiana llevaba chicharrón de Paterna, salsa tartufata y queso curado en ajo negro, creado para la ocasión e incorporado ya a la carta del establecimiento en El Mentidero. 

Rebeca y Vanessa se tomaron en serio ser embajadoras de Cádiz en Madrid. "Era un plato con mucha luz. La decoración estaba dedicada a nuestra tierra, con la diosa Gades y el 'skyline' de la ciudad. Ah, y como homenaje a nuestro pregonero del Carnaval, El Sheriff", explica la propietaria. 

Un jurado de incógnito, como el de las Estrellas Michelin

Cuenta Rebeca cómo fue la elección de su bar para concursar en la final del Salón Gourmets, con visita de incógnito a su establecimiento de las personas que debían hacer la selección, al más puro estilo Estrella Michelin. "Vinieron a comer el Jueves Santo. Pidieron cachopo y al acabar se identificaron y nos dijeron que les había gustado mucho aunque no fuera el tradicional de ternera, jamón y queso. El martes siguiente nos enviaron un correo diciéndonos que éramos finalistas", relata. 

La idea es seguir concursando e intentarlo de nuevo el año que viene en la misma cita. El Trompeta ya consiguió en 2022, en el Concurso El Mejor Cachopo del Mundo, que organiza La Guía del Cachopo en Oviedo, el premio Mejor Cachopo de Andalucía, modalidad de carne, amén de otros reconocimientos en otras citas. Rebeca se plantea retos con otros platos como la fabada o los arroces, pero lamenta que en Andalucía no se estile organizar concursos de gastronomía como se hace de Madrid hacia arriba. "A mí me gusta concursar porque se hacen buenas amistades y se aprende mucho de los que hacen otros compañeros", admite. 

La buena mano de Rebeca con los cachopos le viene de su etapa como cocinera en el restaurante El Asturiano de El Puerto de Santa María. "El dueño me enseñó a hacerlos y cuando me trasladé a Cádiz me los fueron pidiendo, pero no los tenía en la carta. Hasta que me decidí y por lo visto no lo habré hecho mal", concluye entre risas. 

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