DESDE MI RETIRO

Antonio / Frochoso Gil

Rocío de Virgen, Rocío de Romería

Siempre se dice que hay tantos Rocíos como personas van al mismo. Los hay de todo tipo, pero si lo tuviéramos que resumir en dos podríamos decir que hay un Rocío de Virgen y otro Rocío de Romería. El primero, condensa nuestra profundidad religiosa hacia la Virgen del Rocío. El segundo, es todo lo humano y material de la romería en sí, empezando por la hermandad y terminando por el último detalle necesario. Es decir el pueblo llano que utiliza una y mil maneras diferentes de acercarse a la Virgen. En el Rocío de Virgen, hay algo de lo que no se duda y es el gran culto que se le tiene a la Blanca Paloma. Y porque ese culto existe, nos acercamos a Ella en nuestras necesidades y problemas, solicitándole su amparo y tutela. Y precisamente esa y no otra fue lo que le hizo a los almonteños de hace siglos encomendarse a la Santísima Virgen de las Rocinas y que con el tiempo ha derivado en la Romería a la Virgen del Rocío. Y desde entonces nos acercamos a Ella desde la alegría y el gozo, desde la tristeza y el llanto, desde el júbilo y la dicha, en definitiva desde la prudente inteligencia de la que siempre ha hecho gala el devoto que bien sabe que al ganarse el amor de la Virgen se gana también el del Dios.

Y tal es la alegría que embarga al romero por estar una vez más junto a Ella, que lo manifiesta con fiesta por todo lo alto. Y así desde el camino -¡benditos los peregrinos de mil y un camino! -el gozo que se muestra es indescriptible y único. Como alegre es la estancia en la aldea almonteña, donde el cante y el baile lo inundan todo. Alegría por estar junto a los amigos y conocidos. Alegría por poder decirle a la cara a la Virgen del Rocío, ¡guapa! Y se le habla, se le reza, se le vitorea, se ríe y se llora junto a Ella. Alegría por poder recibir la Gracia Divina en las múltiples misas que se celebran en la basílica; y así, entre la preparación del espíritu y del cuerpo, estén preparados para coger las andas de la Virgen en ese regalo celestial que es la procesión de la Blanca Paloma el Lunes de Pentecostés.

En fin, Rocío de Virgen. Rocío de Romería. ¡Cuántos Rocíos! La verdad es que lo importante sea que la Fe que se le tiene a la Reina de las Marismas y al Pastorcillo Divino no decaiga nunca para que siempre se pueda encontrar quien desde lo más profundo de su corazón clame bien alto como lo hago yo ahora: ¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva esa Blanca Paloma! ¡Viva la Madre de Dios! ¡Viva el Pastorcillo Divino!

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