Semana Santa

"El problema de horarios es puntual y no tiene que empañar al conjunto"

-Se presenta una Semana Santa más revuelta, ¿puede dar esto una impresión negativa?

-Debemos subrayar que la mayoría de las personas que trabajan en la Semana Santa lo hacen bien y con generosidad. Evidentemente todos los años puede aparecer alguna cuestión que se hace demasiado protagonista. Lo primero que no quisiera perder es la visión de conjunto, aunque realmente cuando hay un problema me afecta mucho como padre y pastor, cuando hay un conflicto me gusta aportar lo mejor de mí mismo para resolverlo. Hay que tener presente que en la Semana Santa hay muchas personas que actúan, muchos horarios que coordinar, que es muy importante respetar las reglas del juego, que son los estatutos, aceptar la autoridad de las personas que ostentan los cargos, porque si no hay arbitro no hay partido, el arbitraje nos puede gustar más o menos. Hay que mirar por el bien común y trabajar por lograr acuerdos.

-Este año el problema está en los horarios del Calvario.

-Estaremos trabajando hasta última hora para que haya un acuerdo y evitar un conflicto.

-¿Cómo valora la gestión del Consejo de Cofradías?

-Siempre me han tratado con mucho respeto, actitud respetuosa, correcta y de colaboración. En el pleno está también mi vicario de la celebración de la Fe. El problema de este año es una cosa puntual que no debe empañar al conjunto. Tenemos la posibilidad de una Semana Santa preciosa, en la que debe prevalecer el bien común, que el protagonista sea Jesucristo y su Santa Madre y no nosotros, que el gran clima sea la expresión de fe y el de verdadera hermandad.

-El encuentro con los costaleros ha sido una novedad.

-Resultó sorprendentemente positivo, por la cantidad de gente que participó por la mañana. El tema era hablar del costalero cristiano, les dije que lo mismo que los capataces les ayudan a llevar bien el paso, yo me sentía responsable como capataz del espíritu.

-¿Cómo le gusta vivir la Semana Santa?

-Me la planteo como triple capítulo. Primero viviendo intensamente y cuidando al máximo las celebraciones litúrgicas en la catedral, en la que participan todos los años un grupo de seminaristas. Segundo, compartiendo los sentimientos del pueblo cristiano, acercándome a todas sus manifestaciones populares; me gusta ver en alguna esquina los pasos, a los padres cómo muestran los niños las imágenes o cómo una persona mayor reza o se le saltan las lágrimas. Después cuidar mis momentos de silencio, de oración, pasando de la multitud al silencio del Obispado, es un ámbito de interiorización.

-¿Qué invitación hace el obispo de Huelva para esta Semana Santa?

-Mirar a Jesucristo que compartió tan profundamente nuestros dolores y resucitado es luz para nuestro camino, para ayudarnos a remontar con esperanza este tiempo de crisis.

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