La Salud se siente ya madura y eso se notó ayer en las calles de Pérez Cubillas. Es una hermandad que muy posiblemente realizará el próximo año su estación de penitencia en La Concepción el Martes Santo, pero en este Sábado de Pasión demostró un magnífico poder de convocatoria que no sólo se limitó a su barrio de origen sino a la integridad de su recorrido.

Había mucha expectación para ver al Señor de la Sentencia. Su rostro ha sido objeto de una reforma a lo que hay que sumar la incorporación de dos nuevas figuras en el misterio: Claudia Prócula y un soldado.

Con una cuadrilla que alcanzaba los 134 costaleros, dirigidos por Juan Vicente Rivas, el paso iba precedido por un centenar de penitentes y exornado con claveles rojos sangre de toro, rosas rojas y fresías moradas. Todos ellos fueron recibidos a la salida de San Francisco de Asís, por la Agrupación Musical 'Santísimo Cristo del Amor' y todo un barrio volcado .

Antes de la salida, los hermanos de La Salud recibieron las visitas del obispo José Vilaplana y de los hermanos mayores del Santo Entierro y la Fe, José Mesa y Manuel Cruz respectivamente. El prelado dirigió a los penitentes en las oraciones y los encomendó en manos de María: "Que ella nos acompañe en el camino de nuestra vida". En la comitiva procesional se encontraba el pregonero de este año, Fernando Vergel.

Por cuarto año consecutivo, el cantaor Eduardo Hernández Garrocho esperaba al paso a escasos metros de su salida, para proceder a la lectura en toná de La Sentencia, un texto procedente de Moguer.

Otro momento, ya tradicional, en el que la gente se agolpa al paso del Señor de la Sentencia, es en el tramo en que la cofradía llega a Federico Molina rumbo a San Rafael Arcángel en donde realizó ayer, quizá por última vez, su estación de penitencia.