Calle Rábida

Misericordia esperará un nuevo año

  • La hermandad, ya instalada en la nomina del Jueves Santo, no pudo salir

La Cofradía de la Misericordía llegaba este año a la nómina de las cofradías de Jueves Santo, pero no pudo salir a la calle, tendrá que esperar a 2012. La amenaza de lluvia en la ciudad llevó a la junta de oficiales de gobierno de la cofradía a acordar la suspensión de la salida de la procesión. Así las ilusiones puestas en este día quedan ahí, al menos en el interior del templo.

Lejos queda ya los inicios, las ideas fundacionales tras encontrarse a una Madrugada en la que hubo bastante divorcio y tropezándose con muchos obstáculos. La falta de unidad de la Madrugada -concatenadas, se decía- como una jornada normal del día ha sido un handicap, pero sobre todo los distintos templos por los que han tenido que pasar la cofradía, La Milagrosa, Agustinas, Santa Iglesia Catedral hasta llegar de nuevo a la Milagrosa y luego a su propia casa. Fueron muchas las iniciativas para despertar en esta jornada y alejarse de tantos problemas vividos, incluso acercándose muy sigilosamente al Jueves Santo. Siempre la cofradía deseó eso, estar unida a ese ambiente que quedaba latente y se iba difuminando. Ahora ya está la cofradía metida en el Jueves Santo, pero no en ese lugar de transición entre el Jueves y la Madrugada. La única opción posible, según la tradición en esta jornada le lleva a ir no antes de la Oración, sino después de esta y nunca antes de Buena Muerte y Judíos, así que la hora de entrada en el templo le deja mirando la Madrugada, pero no entrando en ella. No sabemos qué irá ocurriendo con el tiempo, pero por ahora la luz de la tarde del Jueves Santo es la que se espera que alumbre a la cofradía; a tras quedó las dos de la madrugada de 1984 para su primera salida en la Madrugada.

Pero habrá que esperar para el cambio. A ello ha obligado la lluvia cuando el Santo Cristo de la Misericordia quería ofrecer a Huelva una nueva imagen para grabar en la historia. Así quedó en su paso alumbrado por sus hachones, sobre el monte de claveles ofreciendo una mirada íntima y cercana en su templo. Antes de abrirse las puertas para que pudieran entrar los onubenses, los hermanos y hermanas pudieron participar del rezo del vía crucis.

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