Los entrenadores pasan horas delante del monitor analizando partidos del rival, preparan acciones de estrategias, alternativas y fórmulas que anulan cualquier planteamiento del oponente. En la pizarra todos ganan, pero no hay plan que resista al contacto con la realidad. Ni Juan Manuel Pavón ni Julio Cobos pueden prever que un partido trabajado, táctico o igualado que perfectamente pudo terminar en un reparto de puntos se rompa cuando un mago frota su lámpara. La diferencia se llama Miguelito. Sin el onubense en el campo el choque habría acabado con un 0-0 clásico de la categoría.

Defensa

La ausencia de Ubay Luzardo apenas se notó por el buen rendimiento de Bonaque y José Alonso. En las bandas lo pasó peor Javi Cantero para contener a su par, mientras que Iván Robles estuvo sobrado en defensa y en la segunda parte demostró el fondo necesario para sumarse al ataque y oxigenar al equipo. Básicamente es una categoría esta en la que los defensas requieren de intensidad y agresividad. Con esos argumentos vale para sacar adelante los partidos. Ayer hubo en el Decano y la Balona salvo los instantes finales de zozobra no inquietó lo más mínimo a la zaga albiazul. En ocasiones frágil, la zaga albiazul mantuvo su entereza en una final complicada.

Ataque

Durante una hora de partido la pelota fue de dominio albiazul. En la primera mitad los recreativistas controlaron el choque con cierta comodidad ante un rival al que le valía con no sufrir mucho atrás. El problema es que tener la pelota sin velocidad en la circulación vuelve previsibles los ataques. Con Miguelito cegado en la creación el último pase fue una quimera. Atacó mejor el Decano cuando tuvo espacios para ser algo más directo y triangular menos. En la segunda mitad imprimió un ritmo superior y hasta que se le acabaron las fuerzas estuvo por encima de su rival.

Virtudes

Fue superior a su oponente en una hora de partido y por momentos incluso movió la pelota con bastante criterio. Defensivamente pudo controlar bien el choque y eso, en este equipo, suele ser sinónimo de tener opciones. Cuando atrás es sólido con los jugadores que tiene arriba siempre tiene alguna posibilidad de sacar adelante sus partidos. Además incluso le generó peligro a la Balona a balón parado, que es donde peor lo pasa el Recreativo.

Talón de aquiles

Un disparo de Iván Aguilar y alguna acción inquietante en la segunda parte fue todo lo que pudo generar el Decano en ataque pese a tener mayor posesión del cuero. Con la entrada de Waldo quiso tener más verticalidad para aprovechar que el partido se estiraba, pero ni por esas. El poco fútbol que genera y la falta de ocasiones claras de peligro es su principal lunar porque le obliga a estar impecable atrás para tener posibilidades. Eso sí, siempre que el mago no frote la lámpara y destroce la pizarra.