Provincia

Al calor de unas vacaciones

  • Un grupo de 24 niños ucranianos pasará un beneficio mes de veraneo en la playa de Punta Umbría

Estaban aletargados. Sentados en el salón de plenos del Ayuntamiento de Huelva, este grupo de niños y jóvenes ucranianos digerían su particular 'jet lag'. Sus caras de alegría no eran capaces de disimular el cansancio que les provocó este añorado viaje. Aterrizaron el martes por la noche en Punta Umbría, tras abandonar Kiev, la capital de su país, Ucrania.

Llegar, dormir.... y de nuevo en ruta nada más pasar su primera noche por estos lares. Ayer tocaba la primera visita oficial de esta travesía solidaria, cuando no saludable. Pedro Rodríguez, el alcalde de Huelva, fue el primero en darles la bienvenida a la ciudad. Tras desearles una feliz estancia, Rodríguez les agasajó con un regalo. Tal era su cansancio que ni lo abrieron. Ni tugían ni mugían. Sólo articularon sus cuerpos para hacerse una foto de familia. Una vez captada esa imagen para el recuerdo, de nuevo a las sillas, a esperar el momento de la despedida. Se les intuía sus ganas por descansar y, por supuesto, no podían ocultar el deseo de pisar la playa, un sueño que ayer por la tarde se hizo realidad.

"Estamos deseando bañarnos en Punta Umbría y disfrutar de estas vacaciones", espetaba en un excelente castellano Olga Tkachenko, una joven de 14 años que ha tenido la suerte de participar en todas las ediciones anteriores de esta campaña, fundada en 2005 por la Asociación de Amigos de Niños Ucranianos de Huelva (Adanuh).

"Se me da bien los idiomas, también hablo ruso, alemán, inglés..." explicaba, a la vez que resaltaba el baño de cariño que reciben durante su estancia en esta provincia. "Todos son tan amables con nosotros que no hay palabras para agradecer tanto amor. Y eso es al final lo que te llevas en el corazón", confiesa Olga, quien reconoce echar mano de los recuerdos aquí forjados cuando el invierno se le hace un poco más crudo en Kiev.

Recuerdos y experiencias que María y Olga, ambas de 12 años, tendrán por primera vez este verano. Es su primera visita por estas tierras, y con la ayuda de Bárbara, la traductora, sabemos que sus objetivos pasan por hacer nuevos amigos y aprender español.

Sin embargo, lo que realmente desean todos es pasar este mes de julio con una familia de acogida onubense, como es el caso de Olga, quien lo pasará con la familia de Francisco Mendoza, presidente del Recreativo de Huelva.

"Se hospedan en el hotel Emilio, pero siempre está abierta la posibilidad de que si una familia lo desea, pueden 'adoptar' a unos de estos niños durante estos días", aclaraba Manuel Catalán, vicepresidente de Adanuh.

Sin lugar a dudas, para muchos de estos niños, como Maxim y Anna, de 10 años edad y procedentes de orfanatos, experimentar lo que significa una familia "sería lo mejor que les pudiera pasar durante estas vacaciones".

La selección de estos niños la realiza en Kiev la Asociación por un Futuro para los Niños de Chernóbil. "Intentamos que vengan aquí tanto niños huérfanos como otros que viven con sus familias, pero en condiciones no muy buenas", explica Olga, miembro de esta asociación ucraniana que trabaja mano a mano con Adanuh, y no sólo para dibujarles un futuro a estos niños, sino también para ofrecerles un presente, que no es poco.

"Tenemos a nuestro cargo a mas de 5.000 niños que, directa o indirectamente, se han visto afectados por el desastre nuclear de Chernóbil. Si no fuera por las ayudas que recibimos de asociaciones extranjeras como Adanuh, la realidad de estos niños sería muy distinta", comenta Olga.

Ayudas que no se centran únicamente en estos periodos estivales. Adanuh está llevando a cabo rehabilitaciones en los nueve orfanatos con los que trabajan en Kiev. Han terminado con el de Boyarka y ahora comienza con el de Nova Petrov.

"La mayoría de ellos presentan unas condiciones pésimas, no aptas para que vivan allí estos niños", apunta Silvia Toscano, vocal de Adanuh.

Niños que tras pasar estas merecidas vacaciones -con una variada y continuada alimentación, con baños de sol y mar, lejos de su cotidiana realidad- regresan con una serie de beneficios con los que encararán mejor el largo, crudo y frío invierno de su país. "Los médicos nos han confirmado durante estos años, que los niños que pasan los veranos entre nosotros viven un invierno más suave, acorazados de las típicas enfermedades invernales", apostilla Toscano.

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