Cultura

Pasaporte a una nueva vida

A María Dolores Pradera le hace bastante gracia pensar que sus dos hijos pasan ya de los sesenta, situación que no impide que, entre ellos, la relación sea óptima. "Con veinte años ya los tenía, con lo que me acostumbré a llevarlos siempre puestos", bromea la cantante. "He sido muy protectora y siempre les echo de menos pero, aparte del de la Madre, me hacen muchos homenajes el resto de los días. Este domingo seguramente me recojan y nos vayamos juntos a almorzar". Pradera reconoce que apenas ha tenido que reñir, "salieron muy sensatos", y que, entre los regalos que más recuerda de festividades como la de hoy, conserva unos cuadros que, de pequeños, le regalaron sus niños. "Creo que siempre eran lo mismo", rememora entre risas. "Unos arbolitos dibujados en diferentes estaciones".

Vivencias muy cercanas a las de la periodista Mariló Montero quien, con sus retoños estudiando en Inglaterra, descubre, a través del teléfono, una nueva forma de comunicación materno-filial. "Respeto su espacio y les he enseñado a ser independientes", reconoce. "Yo he tenido que aprender a ser madre en cada etapa fijándome, entre otras cosas, en la experiencia de los demás". Fruto de su relación, y su amor, con Carlos Herrera, Mariló contempla la maternidad a través de diferentes horizontes. "De pequeños todo va de cintura para abajo: bañarlos, prepararlos, ayudárles… Luego, cuando cumplen los quince, te dicen que les dejes estudiar solos y te conviertes en una mujer erectus ante un destino incierto". "Es el auténtico sentido de la vida", concluye.

Tradicional en su forma de pensar, Mónica Molina pasó, de tener existencia propia, a entregarse por completo a Candela, fruto de su relación con José Coronado. "Tener un hijo es el todo. Te da fuerza, consuelo, vitalidad, valoras las cosas de otra manera… Yo creo que ha sacado todo lo mejor y lo más bondadoso de mí". Dedicada en cuerpo y alma a la crianza de su niña, Mónica cuenta con el ejemplo de la matriarca de los "Molina" como modelo a seguir. "Ha sido una profesora estupenda porque, sin ser amigas, siempre he podido contarle todo desde el respeto y la admiración".

"Cuando tienes un niño, entiendes a tu madre mucho más", complementa en este sentido Alejandra Osborne, primogénita de Bertín Osborne y la desaparecida Sandra Domecq quien, pronto, desea darle un hermanito al chico nacido, hace dieciséis meses, de su matrimonio con Joaquín Buendía. "Se ríe mucho y es muy ligón", confiesa. "¿A quién habrá salido?". Y continúa. "Siempre he sido muy "madrera" porque me encantan los niños aunque luego se sufre mucho. Pensando en ellos, todo te da miedo". ¿Su momento favorito junto a su pequeño? No lo duda. "Cuando le doy el biberón y lo tengo tan cerca y sólo para mí".

La más joven de todas nuestras protagonistas, Celia Flores, de veintiséis años, hace sólo cinco meses que dio a luz a Curro, el bebé que ha venido a cambiar su día a día… y el de su familia. "Todos están locos de contentos. Imagínate el primer nieto, el primer sobrino… La abuela, por ejemplo, no quiere separarse de él", explica en referencia a la mítica Marisol y a hermanas como la conocida María Esteve. Aún de baja maternal, la artista no termina de creerse lo que le está pasando -"parece que le sucede a otra", afirma- a pesar de haber visto su dicha colmada con esta experiencia. ¿Lo peor? "Que no duermes nada", apostilla con sentido del humor.

Reflexiones que, con independencia de la edad y la condición, suelen coincidir a la hora de analizar el milagro de la maternidad, a cuya llamada pocas son las que se resisten. Por algo será.

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