Fila siete

Muda y en blanco y negro

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O.: 'The artist'.- Producción: Francia, 2011.- Duración: 98 minutos.- Dirección y guión: Michel Hazanavicius.- Fotografía: Guillaume Schiffman.- Música: Ludovic Bource.- Montaje: Anne-Sophie Bion y Michel Hazanavicius.- Diseño de producción: Laurence Bennett.- Intérpretes: Jean Sujardin, Bérénice Bejo, John Goodman, James Cromwell, Penelope Ann Miller, Missi Pyle, Malcolm McDowell

Esta película muda -bueno, tiene música-, estrenada en España el 16 de diciembre pasado -otra que nos llega con retraso- se nos presenta como la gran revelación del cine actual, aureolada con diversos premios y nominaciones: tres Globos de Oro, finalista como mejor película europea a los premios Goya, doce nominaciones a los premios Bafta 2012 y diez nominaciones a los Oscar. Un palmarés que merece su estreno en salas que en principio la ignoraron y ahora celebran con el brillo de tanto galardón en ciernes.

Y ¿qué es The artist? Pues un reto en una cinematografía atiborrada de vacía verborrea, sobrecargada de ruido y de furia, efectos especiales, virtualidades estruendosas, estratagemas digitales y adefesios cibernéticos, donde es más el ruido que las nueces y donde parece más importante el continente que el contenido, por lo general bastante descerebrado. En este mundo de acción alienante y de espectaculares hallazgos tecnológicos, una película donde los actores no hablan y sus imágenes son en blanco y negro, parece una osadía que no puede llegar a ninguna parte.

Y, sin embargo, The artist se ha convertido en un suceso cinematográfico que, con su éxito de crítica, sus distinciones y sus numerosas candidaturas a los máximos premios del cine internacional sigue atrayendo a un público mayoritario. Y, sin embargo -otra vez digo-, la historia es sencilla. En el Hollywood de 1927 George Valentin, un famoso actor de cine mudo en el apogeo máximo de su carrera artística, se ve sorprendido por la llegada del cine sonoro que va a suponer para él un declive inexorable hasta el olvido. En tanto la joven extra Peppy Miller se proyecta como una figura estelar de extraordinaria popularidad.

El actor y director Michel Hazanavicius ha sabido articular con especial virtuosismo los principios estéticos del cine mudo de manera que, combinando hábilmente los elementos del cine clásico, configurado en diversos géneros, ha manejado con destreza los mecanismos que conmueven al espectador. En este espectáculo, forjado con la sana ambición de divertir y hacer feliz al espectador, se trata por todos los medios que buena parte del público, con ciertas prevenciones ante este tipo de cine, que considera trasnochado, se entregue ante la fascinación de muchas secuencias. Y es más: al espectador inteligente le hará pensar que en esta época de cinematografía digital, lo que importa es el cine tal como es: una sucesión de imágenes en movimiento manejadas con ingenio y destreza, imaginación y fantasía, que provoca la emoción del espectador. Y para eso no hacen falta palabras.

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