Cultura

Moguer ultima con la propietaria dotar a Fuentepiña de uso cultural

  • El Ayuntamiento se compromete a restaurar y mantener la finca de verano de Juan Ramón Jiménez · La fórmula será la cesión o el alquiler · La Fundación estudiará el uso que se le dará al espacio y lo gestionará

Nuevos tiempos para un espacio que, a pesar de estar llamado a la universalidad, quedó relegado al abandono y la desidia. Santa Cruz de Vista Alegre, la finca de Fuentepiña que fuera casa de verano de Juan Ramón Jiménez, abrirá sus puertas y tendrá un uso cultural y turístico tras ser restaurada si la negociación entre el Ayuntamiento moguereño y su propietaria, Elisa Hernández-Pinzón Pérez-Ventana, sale adelante.

Según explicó ayer el alcalde de Moguer, Gustavo Cuéllar, es el edil de Medio Ambiente, Ángel Alberto Gorostidi, quien lleva a cabo la negociación directa con la propietaria y en los próximos días habrá una nueva reunión. Durante la misma, ambos abordarán la cesión o el alquiler del espacio, que es una propiedad privada protegida por la Consejería Cultura y cuyo estado, tal y como alertó el pasado verano este periódico, es desolador.

"Estamos en contacto con la familia para recuperar el espacio, no para quedarnos con la propiedad, ya que lo que nos interesa es mantenerlo, ya sea de forma pública o privada", aseguró ayer el socialista a las puertas de la bucólica y abandonada casa de campo.

En este sentido, el responsable aseguró que el objetivo del Ayuntamiento es disponer del bien para aprovechar la casa como centro de interpretación juanrramoniano, como centro de interés turístico, punto de encuentro poético o bien como residencia de estudiantes en torno al doctorado o cátedra que habrá en el futuro sobre la figura del Nobel, por lo que, en todo caso, se trata de "un proyecto de ambición cultural y turístico, no de ambición material en la propiedad".

Una vez que el Ayuntamiento ha entrado a formar parte de nuevo de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez , Cuéllar ha alcanzado preacuerdos con este organismo para el mantenimiento, gestión y conservación del espacio, de modo que el Consistorio asumiría la puesta a punto de la finca, que sería restaurada y mantenida, mientras que el Ayuntamiento la pondría disposición de la Fundación para que ésta decida qué fin o destino debe tener, siempre con el asesoramiento de los expertos en la obra del escritor. Como parte de la Fundación, el Ayuntamiento apostará por que el uso del espacio "sea consensuado", previo informe de expertos y eruditos.

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