Fila siete

La División Azul

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- Producción: España y Lituania, 2011.- T.O.: 'Silencio en la nieve'.- Duración: 114 minutos.- Dirección: Gerardo Herrero.- Guión: Nicolás Saad basado en la novela 'El tiempo de los emperadores extraños' de Ignacio del Valle.- Fotografía: Alfredo Mayo.- Música: Lucio Godoy.- Dirección artística: Eduardo Hidalgo.- Intérpretes: Juan Diego Botto, Carmelo Gómez, Jordi Aguilar, Víctor Clavijo, Francesc Orella, Sergi Calleja, Adolfo Fernández, Andrés Gertrúdix, Manuel Hernández, Javier Mejía, Toni Hernández

El tema de la División Azul y su participación junto a los ejércitos alemanes de Hitler en el frente soviético en el curso de la II Guerra Mundial, fue siempre un asunto polémico. Entre aquellos voluntarios había gentes de diversas ideas: falangistas, militares de carrera, veteranos de la guerra civil, trabajadores, estudiantes universitarios, idealistas, aventureros y hasta gente cuyas ideas nunca hemos encajado en aquella causa como es el caso del ya desaparecido director de cine Luis García Berlanga. De la extensa bibliografía sobre el tema en Huelva tenemos un buen libro: La División Azul (1941-1943), de Anselmo Pérez Maestre, sobre onubenses que combatieron como divisionarios, como fue su propio padre Anselmo Pérez Gómez.

Gerardo Herrero, director español con una obra cinematográfica muy atractiva aunque irregular, nos traslada a ese ámbito del frente ruso en 1943 a través de un relato que mezcla el thriller con el cine bélico, donde la intriga sobrepasa a la realidad cruel de la guerra. Basado en la novela El tiempo de los emperadores extraños, nos cuenta cómo un batallón de la División Azul queda sorprendido por el hallazgo de unas cabezas de caballos que surgen congeladas de un lago helado. Sobre uno de ellos el cadáver de un soldado con el cuello atravesado de un tajo y donde aparece la sangrante inscripción: Mira que te mira Dios. Los mandos encargan la investigación a un soldado ex inspector de Policía, que asume de inmediato las pesquisas.

Hay que destacar en esta realización de Gerardo Herrero la original intromisión en unas acciones que hasta ahora siempre se habían centrado en el ámbito militar de exaltación patriótica. Recordemos Embajadores en el infierno (1956), de José María Forqué. Con cierta habilidad, el director, Gerardo Herrero, mantiene la tensión del relato y lo instrumenta con pasajes que impactan sensiblemente en el espectador, no sólo por la aparición de los caballos helados, que es un momento especialmente neurálgico, sino porque hay otras circunstancias inquietantes igualmente sorpresivas en el desarrollo narrativo de esta historia protagonizada por voluntarios combatientes entre los que no todos eran fervientes anticomunistas.

Ambiciosa producción en la que lo mejor es ese pulso con el que Gerardo Herrero ha sabido narrar la historia, si bien cabe destacar dos capítulos más importantes en la puesta en escena y en el resultado estético de la producción. Una es la estupenda dirección artística de Eduardo Hidalgo y otra es la contribución de la espléndida fotografía de Alfredo Mayo, que realza el valor del anterior. Sobria pero ajustada y precisa la música de Lucio Godoy. Desacertada, irregular y a veces caótica la interpretación, que es con diferencia lo peor de la película.

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