Cultura

Cine peruano

Salón de Actos de la Caja Rural del Sur.- T.O.: 'Madeinusa'.- Producción: Perú, 2005.- Duración: 100 minutos.- Dirección y guión: Claudia Llosa.- Fotografía: Raúl Pérez Ureta.- Música: Selma Mutal.- Montaje: Frank Gutiérrez.- Intérpretes: Magaly Solier, Carlos Juan de la Torre, Yiliana Chong, Juan Ubaldo Huamán, Melvin Quijada

Cerró esta breve pero interesante Muestra de Cine Peruano, auspiciado por el Otoño Cultural Iberoamericano de la Fundación Caja Rural del Sur, esta película que nos traía de nuevo el nombre de Claudia Llosa. Y digo de nuevo porque no podemos menos de recordar aquí y ahora su gran éxito internacional, La teta asustada (2009), - vista en aquellas malogradas sesiones del Gran teatro -, que, tras la consecución del Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín, lograría sucesivos premios y una gran acogida de la crítica y el público y no sólo por sus cualidades esencialmente cinematográficas.

Pero Claudia Llosa debutaría en el largometraje cinematográfico con la película que hoy nos ocupa y que nos lleva en su ubicación territorial al lejano pueblo de Manayaycuna donde se produce esta historia ocurrida durante los tres días de la Semana Santa. Es el preciso momento en que la protagonista del relato despliega sus ilusiones ante la aparición de un nuevo salvador, especie de revelación de sus incautas y arriesgadas fantasías esclarecidas en hora de disipación pero también de delitos pendientes.

En este afortunado debut Claudia Llosa utiliza a modo de metáfora o de alegoría realista un pueblo de ficción que retrata claramente la evidencia de cualquier otra población andina. Esa realidad conceptual bien dotada de sensaciones artísticas, no exenta de ciertos convencionalismos y concesiones sentimentales en algunos pasajes, constituye un relato de amor y conveniencia que revela muchas circunstancias no experimentadas por la cinematografía peruana hasta entonces. El espectador está así ante una suerte de fábula de matices muy personales al encontrar nuevas expresiones a este argumento, por otro lado tan habitual en el cine: el extraño que arriba a la población, lo revuelve todo y además suscita el amor de una jovencita.

La película tiene hallazgos plausibles y momentos de cierta estética muy atractiva lo que enriquece la puesta en escena, producto de un guión muy sólidamente construido y una fotografía que realza el nivel de la producción. A mi modo de ver hay otro capítulo importante que llama la atención sabiendo que sólo dos intérpretes, Carlos Juan de la Torre y Juan Ubaldo Uamán son profesionales, los demás son nuevos como actores y actrices, lo que enaltece la labor de la directora y revela actitudes tan prometedoras como las de la protagonista, Magaly Solier, en muchos momentos realmente conmovedora. En suma un cabal retrato del carácter andino que, tal como la realizadora nos lo presenta, nos parece tan ignoto como interesante.

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