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Nueva era en EEUU

  • La suerte ya está echada para la primera potencia mundial, entre el populismo de Trump que aterra a Europa o la continuidad de Clinton, que sería la primera presidenta

Los estadounidenses empezaron a votar ayer antes del amanecer y, pese a que hubo largas filas en algunos centros, la trascendental jornada transcurrió sin sobresaltos para elegir entre la opción demócrata, que representa Hillary Clinton, que aspiraba a convertirse en la primera presidenta de EEUU, y la del republicano Donald Trump, la encarnación del populismo más trasnochado.

El rechazo a la inmigración y el libre comercio, la reivindicación de la soberanía frente a la globalización o la afinidad con la Rusia de Vladimir Putin muestran la conexión del magnate con los nuevos populismos europeos. Amén de otras características más pedestres de un multimillonario que es racista y machista que cosifica a las mujeres, no condena a los supremacistas blancos del Ku Klux Klan (que obviamente lo apoyan) y ha eludido el pago de impuestos federales durante años y años gracias a las cuantiosas pérdidas de algunos de sus negocios.

Los más madrugadores fueron los votantes de las aldeas de Dixville Notch, Millsfield y Hart's Location, en el Estado de Nuevo Hampshire, en la costa este, donde comenzaron a votar a medianoche, con lo que fueron los primeros en anunciar sus resultados al país. Trump se impuso en esas tres localidades, ubicadas en un estado considerado bisagra este año, por 32 votos frente a los 25 que obtuvo Clinton.

Antes que las aldeas de Nuevo Hampshire, votó el territorio pacífico de la isla de Guam, donde se impuso Clinton con casi el 72% de las papeletas, pero ese territorio no aporta ningún voto electoral al sistema que decide al presidente. Pese a ello, los electores de Guam han acertado desde 1980 con el vencedor final de los comicios presidenciales.

En Estados Unidos, por tradición, las elecciones se celebran los martes no festivos, por lo que los estadounidenses suelen elegir las horas previas a la entrada al trabajo, media mañana o ya por la tarde para depositar su voto.

Los candidatos presidenciales madrugaron también para depositar su papeleta, ambos en el estado de Nueva York, donde residen.

Hillary Clinton voto a las ocho de la mañana en Chappaqua, en el condado de Westchester, donde fijó su residencia para poder optar a un escaño de senadora por Nueva York, con un mandato que mantuvo entre 2001 y 2009.

Clinton, que acudió a su colegio electoral con su marido, el ex presidente Bill Clinton, se vio rodeada de flashes, cámaras y curiosos. "Hay mucha gente involucrada en esto y hay una gran responsabilidad en juego", agregó la candidata presidencial demócrata después de depositar su voto.

La canciller alemana, Angela Merkel, y la primera ministra noruega, Erna Solberg, exhibieron ayer claramente sus colores (y los de casi toda Europa) en una rueda de prensa en Berlín, en la que subrayaron la importancia de que una mujer fuera elegida para tomar el bastón de mando de la primera potencia mundial. "La igualdad entre hombres y mujeres en cargos de liderazgo está más cerca".

Trump salió de su Trump Tower, en plena Quinta Avenida, sobre las 10.30 de la mañana para votar en un colegio cercano en la isla de Manhattan junto con su esposa, Melania, y su hija Ivanka. "Todo pinta bien, las cosas están saliendo muy bien", afirmó en unas breves declaraciones a los periodistas que se encontraban en el interior del centro de votación antes de depositar su voto.

Trump y su familia votaron entre abucheos de algunos de los ciudadanos allí congregados. Horas después, el candidato republicano declaraba a la cadena FOX News que "hay una situación muy seria con todo el proceso" y que "las máquinas apuntan un voto a los demócratas cuando quieres votar republicano".

Trump lleva varios meses asegurando que juega en desventaja. "Es un sistema manipulado, se ve en los centros de votación". El magnate neoyorquino dejó además en el aire si reconocería el resultado si fuera finalmente derrotado por la candidata demócrata.

El candidato republicano parece ver el fantasma del fraude contra él por todas partes, pero una jueza de Nevada lo espantó ayer al rechazar una demanda por supuestas irregularidades relacionadas con el voto adelantado en ese estado.

Según el periódico local Las Vegas Review-Journal, el equipo de Trump en Nevada reclamó a una juez del condado de Clark (donde se enclava la ciudad de Las Vegas) que se retuvieran los votos adelantados de ciertos lugares del sur de Nevada que extendieron el pasado viernes el periodo de sufragio para resolver si se cometió alguna ilegalidad.

En general, las votaciones se desarrollaron sin sobresaltos, después de que 42 millones estadounidenses depositaran su papeleta por adelantado, por debajo de los 46 millones que lo hicieron en 2012.

No obstante, en el estado clave de Florida, uno de los que decidirá al sucesor del presidente Barack Obama, votaron por anticipado 6,4 millones de personas, dos millones más que en 2012 y con una gran afluencia de hispanos, que según las encuestas se inclinan por Clinton.

Es el llamado efecto Trump, una reacción a una campaña electoral en la que muchos hispanos indignados por las constantes ofensas y amenazas del candidato republicano se han sentido motivados como nunca para darle cumplida réplica en las urnas.

Hasta 27,3 millones de hispanos tienen derecho al voto en Estados Unidos, el 12% del cuerpo electoral del país. La hispana es desde hace años la primera minoría del país y, junto con la asiática, la que más rápido crece, por lo que, lógicamente, es también la que más potenciales votantes suma: desde 2012, el número de hispanos que pueden votar aumentó en cuatro millones.

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