Yago Mahúgo | Clavecinista

"Couperin es como Bach"

  • Yago Mahúgo publica la primera entrega de un proyecto de grabación de la obra completa para clave de François Couperin

El clavecinista Yago Mahúgo (Madrid, 1976)

El clavecinista Yago Mahúgo (Madrid, 1976) / Elena Mahúgo

Visita el Festival de Música Antigua de Sevilla el próximo miércoles 20 de marzo junto a su grupo Ímpetus para tocar música de Rameau, pero Yago Mahúgo (Madrid, 1976) es noticia también porque ha comenzado la publicación de un proyecto monumental, inédito en España, la integral de la música para clave de François Couperin, que aparece bajo su propia marca (CMY Baroque), aunque en realidad se trata de una coproducción con Cantus, el sello de José Carlos Cabello. Mahúgo es el músico que recuperó en tiempo récord su carrera después de sufrir un ictus que casi lo inhabilita para la vida, el músico que encontró espacio en su oficio para dedicarle un tiempo a la política, como diputado por el grupo Ciudadanos de la Asamblea de Madrid. Ha vuelto de manera decidida a la música.

–Usted había publicado ya un disco con piezas escogidas de Couperin, pero esto es distinto, es un proyecto desafiante. Nadie en España lo había afrontado antes.

–Sí, pero es que me encanta la música francesa. Es como cuando alguien se plantea grabar todo Bach al clave. Se trata de un proyecto largo, para 7 u 8 años como poco.

–¿De cuántos discos hablamos?

–De once. Son casi 230 piezas, si tenemos en cuenta los Libros de piezas y los preludios de El arte de tocar el clave.

–¿Cuál es el diseño global del proyecto?

–La obra completa de Couperin abarca cuatro libros, con veintisiete órdenes en total. La idea es grabar ahora el Primer Libro, que son cinco órdenes. En el primer CD han salido los Órdenes 1 y 3, porque el Orden 2 es muy largo: irá sólo en el segundo disco. Y los Órdenes 4 y 5 irán al tercer disco. Con eso completaremos el Primer Libro. La idea es que una vez grabados los discos vayan a las plataformas y se harán en formato CD de forma individual dependiendo de nuestra capacidad para producirlos, y eso dependerá también de la velocidad que consigamos con el proyecto. Aunque eso sí, cada vez que se complete un libro saldrá un pack físico con el libro completo. Esa es la idea del proyecto.

Couperin. Vol.I – Yago Mahúgo Couperin. Vol.I – Yago Mahúgo

Couperin. Vol.I – Yago Mahúgo

–Hablando de velocidad. La posproducción ha sido vertiginosa, porque este disco se grabó en septiembre pasado y en enero estaba en la calle.

–Sí, ha sido rápida. Es que tanto la grabación como la edición son mías, y la ventaja con eso es que sé lo que he grabado y cómo, y además la grabación estaba bien hecha, no había errores que corregir. Pero de todos modos sí es verdad que ha sido rápido. Tenía muchas ganas de tener este primer disco en mis manos.

–¿Por qué le interesa tanto Couperin?

–Es un músico enorme. Si en su mismo tiempo le decían el Grande sería por algo. Couperin es como Bach. Junto a él, es el mejor compositor de música para clave de su tiempo. Ahora estoy tocando mucho a Rameau, que también es una maravilla, y es otra integral que tendré que hacer en algún momento, pero esta es bastante más corta. Porque otra de las cosas que hacen grande a Couperin no es sólo la calidad incuestionable de su música, sino la cantidad. No hay nadie que tenga esa obra para clave.

–Couperin editó toda esta música de forma tardía. Tenía 45 años cuando publica el primer libro…

–Tarda mucho en publicar, es cierto. Debería tener presiones de todo tipo para que lo hiciera, porque debió de componer estas piezas toda su vida. El Primer Orden recoge mucha obra anterior: empieza con una Alemanda dedicada a Luis XIV, al que quedaba muy poco de vida cuando se edita el libro, luego hay también una zarabanda magnífica en homenaje al rey; seguramente son piezas bastante anteriores, que recupera junto a otras para ese Primer Libro, que está más cerca de la música del XVII.

–¿Por eso abre cada orden con un preludio de Louis Couperin, su augusto tío?

–Esa fue una idea a medias de José Carlos Cabello, que mientras estábamos concibiendo el proyecto me repetía una y otra vez que tenía que grabar también la música de Louis, y yo quería centrarme en esto, que no es pequeño esfuerzo, y entonces se me ocurrió que no estaría mal abrir cada orden con un preludio del tío. No me van a valer por tonalidades para todos, pero sí para muchos y cuando no valgan igual me voy a la dominante para buscar luego la tónica o algo así. Todo eso se irá viendo. Me parece que en este primer disco ha quedado muy bien así. Aunque el hacer eso nos ha provocado un problema: la duración. El disco pasaba de 81 minutos, y nos llamaron de fábrica para decirnos que no cabía, así que decidí cortar la última repetición de la última pieza (La Lutine), que tiene la típica forma AABB y le he quitado la segunda B: en la versión digital está, pero en el CD físico, no, porque no cabía. Era eso o renunciar a la idea de abrir con los preludios de Louis Couperin. Y tampoco pasa nada porque no se haga una repetición.

–¿Qué instrumento ha empleado?

–Es una copia de un Taskin de 1769 hecha por Keith Hill en 2009. El instrumento es mío, lo que es una ventaja. Voy a mantener el mismo instrumento para todo el ciclo. Hay intérpretes que optan por lo contrario: creo que Rousset cambia de instrumento para cada libro. Son cuestiones que hay que resolver antes de empezar el proyecto. ¿Y por qué este clave? En mi opinión es uno de los mejores que hay en España, y siendo mío, yo estudio en él y grabo en él, por lo que todo son ventajas. Es el instrumento que voy a llevar a Sevilla para hacer Rameau.

–Las Piezas de clave en concierto, una obra que conoce bien, porque ha grabado. Aunque es de cámara, en el fondo está escrita para clave…

–Cada uno de los cinco conciertos incluye una pieza de clave solo, que luego se hacen camerísticas. Pero para este recital he quitado las piezas de clave solo, menos una. No me parecía elegante terminar tocando yo solo. Toco La Livri en el Concierto 1, porque está en medio. Pero las otras cierran cada uno de los conciertos y por eso no las haré. En un disco sí se hace, pero en el concierto he preferido no hacerlo, porque además lo alargaría mucho.

–Dedica el disco a Eduardo Torrico, fallecido el año pasado…

–Una persona entrañable. Acabé teniendo una gran amistad con él, y qué mejor qué dedicarle un disco de música francesa, que tanto le gustaba. Él fue uno de los que me incitó a grabar todo Couperin.

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