Sergio Blardony | Compositor

Las cuerdas resonantes de Sergio Blardony

  • El compositor Sergio Blardony graba con Mario Prisuelos en IBS ‘Resonare fibris’, una extensa obra para piano y electrónica

El compositor Sergio Blardony (Madrid, 1965)

El compositor Sergio Blardony (Madrid, 1965) / Juan Vicente Chuliá

El compositor Sergio Blardony (Madrid, 1965) acaba de publicar su primer monográfico para el sello IBS Classical.

–Es esta una obra singular, extensa, que parte del universo renacentista. ¿Cuál es su germen?

–Me ha interesado siempre el trabajo con la música antigua. No es algo nuevo. Gané una vez un premio orquestal con una obra sobre Victoria. Creo que existen muchos vínculos entre la música actual y la antigua. Ya pasó con las vanguardias de los años 50, que rechazaron el Romanticismo y el Clasicismo y se fueron atrás. Es verdad que todo ha cambiado mucho, pero a mí siempre me ha interesado personalmente. Incorporé al proyecto a la poeta Pilar Martín Gila, porque me interesaba una parte poética. Y luego se trataba de encontrar al pianista que quisiera hacerlo. Hablé con Mario Prisuelos, aceptó y lo hemos hecho muchas veces en directo, pero la obra era también idónea para el disco y aquí está.

–Todas las piezas están relacionadas con la muerte, la mayoría parten del motete Versa est in luctum.

–Fui intercalando. Cogía una obra de un músico renacentista, la trabajaba electrónicamente mediante un procesamiento de voces y luego colocaba una pieza de piano solo...

Blardony: Resonare Fibris - Prisuelos Blardony: Resonare Fibris - Prisuelos

Blardony: Resonare Fibris - Prisuelos

–Son las que dan título al disco, Resonare fibris...

–Exacto. Y luego introduje dos interludios con textos y la voz de Pilar que partía de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique. Ella hace una especie de recreación de los poemas originales, usando también algunas citas, lo mismo que yo con la música. Salió una obra bastante equilibrada.

–¿En concierto la han programado sola?

–Sí. Sola.

–¿Y cómo ha funcionado?

–Se ha hecho en lugares muy distintos. Lo último ha sido una cosa muy rara. En el Festival After Cage de Pamplona hicieron como un paralelismo con la obra y el flamenco, con espacios separados y tal… La obra se hizo pensando en ir variando cosas: no tanto la música, pero sí la cuestión acústica. Yo no quería una electrónica envolvente, sino que la parte electrónica manara también del piano, y por eso los altavoces lo rodean. Solo al final la obra se expande a altavoces de sala. Siempre que ha sido posible lo hemos hecho así y ha funcionado bien. Lo hicimos también en Granada, que es de los mejores sitios donde la presentamos. La primera vez fue como encargo del CNDM, en Segovia, en plena pandemia. En Bilbao también funcionó muy bien, en el Kuraia, con muy buen sonido, eso hace mucho.

–¿Nace como obra cerrada?

–Sí, completamente. Pero me gusta mucho trabajar con extensiones de las obras, que unas obras den lugar a otras, y ahora tengo un encargo de la Orquesta Nacional para el ciclo de cámara, y haré la obra, pero será con piano, electrónica, cuatro voces, dos cellos y clarinete bajo, y ya no se hace entera, sino que es para un programa que mezcla música antigua y contemporánea de otros compositores. Es un proyecto bonito, pero es una extensión en realidad, el piano no cambia y la electrónica tampoco, omito las partes que no llevan electrónica, mantengo los interludios poéticos. De alguna manera, la obra sigue dando fruto.

–¿Por qué el título de Resonare Fibris, ese verso del himno a San Juan del que salieron los nombres de las notas musicales?

–Sí, pero no tiene tanto que ver con eso, sino con la idea de resonancia. La primera idea que te viene con esas palabras latinas es la de fibras, cuerdas resonantes, y eso es el piano. Luego me di cuenta de que Tomás Marco tenía una obra con ese título, no lo sabía. 

El compositor Sergio Blardony El compositor Sergio Blardony

El compositor Sergio Blardony / Juan Vicente Chuliá

–¿Hasta qué punto influyó en la propia sustancia de la obra el trabajo con Mario Prisuelos?

–Me parece fundamental trabajar con los intérpretes. En el caso del saxofonista Andrés Gomis el trabajo era muy creativo, yo le mandaba una idea casi filosófica y él me la devolvía hecha sonido. En el caso del piano, yo fui dándole fragmentos a Mario y luego veía cómo se adaptaba eso con la electrónica. En los interludios, que es la parte más desnuda, que tiene que tocar dentro del piano, ahí si exploramos entre los dos. Pero las otras partes son muy pianísticas o eso me dijo él. Mario se ha involucrado mucho, se ha comprometido mucho, ha sido una relación muy fuerte, al margen de cuestiones de investigación musical. Se ha entusiasmado mucho. Y eso crea vínculos importantes.

–Si tuviera que describir su música a alguien que no la hubiera escuchado nunca, ¿cómo lo haría?

–Estoy justo esperando que César Camarero me mande un textito para un libro donde una de las cosas que digo es que la música no se puede describir. No soy yo solo el que dice esto, claro, Frank Zappa por ejemplo, decía algo parecido. Me cuesta muchísimo. Lo que sí he hecho a veces, y he salido al escenario, es hacer sugerencias de escucha

–¿Y qué sugerencias haría con esta obra?

–Primera, que no se espere escuchar música renacentista, y que se deje uno llevar por algo que va a tener esos aromas, pero que no es una obra neorrenacentista ni tiene ninguna intención de ese estilo. Puede ser un poco engañoso esperar esa alternancia con el Renacimiento español. Es otra historia. Y en relación a mis obras, cada una tiene su propio lugar. Hablar uno de su música es un poco complicado. Me interesa más una sugerencia. Creo que esa búsqueda por parte del público no especializado, que es el público al que pretendemos llegar, de constantes que vienen del Clasicismo entorpece bastante la escucha de una música que no tiene nada que ver con eso, no sólo la mía, sino mucha de la producida desde mediados del siglo XX. Cuando tiene lazos con lo antiguo alguien puede querer buscar cosas que no existen, y puede ser decepcionante para algunos.

–¿Sigue la creación contemporánea metida en el gueto?

–Obviamente estamos ahí desde hace mucho. Pero creo que hay vías de salida para que gente que no va habitualmente a conciertos de música actual de repente se sorprenda. Hay paralelismos con la poesía contemporánea. El marco de presentación es importante. Por ejemplo, un proyecto que llevo con Pilar, EPOS Lab, un laboratorio de música, poesía y escena. Ahí, el simple hecho de trabajar desde el punto de vista escénico, hace que la escena sirva de enlace con lo musical y lo poético, y está dando buenos resultados: va gente de muchísimas disciplinas y gente que no tiene nada que ver con lo artístico. Es cierto que estamos muy aislados, pero también porque no hay recursos. Cuando vas a otros lugares con recursos, ves que se pueden hacer cosas. Aunque sinceramente no es algo que a mí me preocupe demasiado. Si miras a la historia no es que haya sido muy distinto. Es cierto que en el siglo XX ha habido una aspiración de que la cultura llegue a todo el mundo, pero tampoco es así, es un mundo muy mercantilizado y la música clásica ha estado ahí. No me angustia. No queremos ser U2 o los Rolling. No hay demasiada necesidad de eso. Sí necesitamos superar esa barrera de lo endógeno, de los amiguetes, los compositores y tal, eso sí. Recuerdo cuando empezaron los conciertos en el Auditorio 400 del Reina Sofía, y venía mucha gente de todo tipo. Hay gente interesada por estas músicas…

Pilar Martín Gila, Sergio Blardony y Mario Prisuelos Pilar Martín Gila, Sergio Blardony y Mario Prisuelos

Pilar Martín Gila, Sergio Blardony y Mario Prisuelos / IBS Classical

–Algún otro proyecto cercano que le interese especialmente...

–Tengo un encargo de Silboberri Txistu Elkartea, una gente que lleva mucho tiempo haciendo música actual con instrumentación especial, que incluye por norma el txistu. Me encargaron un comentario para un disco de Félix Ibarrondo, y luego una obra. Han escrito para ellos todos los grandes compositores españoles actuales. Es un trabajo completamente distinto. El txistu era un instrumento que estaba fuera de mi antena. Es un proyecto muy bonito.

–¿Qué tal con IBS?

–Fue un lujo trabajar con Paco Moya. Es como encontrarte con un productor de verdad. A veces es enérgico, pero es muy exigente, y eso es buenísimo, porque los resultados son de mucha calidad. Está gustando mucho la portada del CD, pero eso se lo debo a Pilar, porque la escogió ella.

RESONARE FIBRIS EN SPOTIFY

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