Alberto Martos | Violonchelista

Schumann para dos

  • El dúo formado por el violonchelista Alberto Martos y la pianista Myriam Sotelo debuta en IBS con un álbum dedicado a Schumann

Alberto Martos y Myriam Sotelo, pareja sentimental y artística

Alberto Martos y Myriam Sotelo, pareja sentimental y artística / Jesús Escudero

Alberto Martos (Granada, 1981) lleva un par de décadas siendo un nombre destacado de la música andaluza. Ha vuelto al disco.

–Graba en Granada con un sello granadino y con su esposa, con la que forma pareja artística desde hace años. ¿Cómo fue la experiencia?

Paco Moya fue profesor de música de cámara de los dos. Cuando IBS no era todavía ni IBS yo grabé mi primer disco con él. Fue un álbum con música de Germán Álvarez Beigbeder que hice con el Trío Garnati. Había una romanza para cello y piano y algunas otras obras de cámara. Llevaba tiempo con ganas de volver a grabar con él. Me gusta mucho su trabajo. Hace un par de años se lo planteamos, pero costó un poco ponernos de acuerdo con el repertorio. Al final le propusimos este Schumann, un repertorio en el que los dos nos sentimos muy identificados.

–¿Y por qué Schumann?

–Nos gusta mucho su música. Tenemos un poco ese espíritu romántico del compositor. Además los dos estudiamos en Alemania: yo en Berlín y Myriam en Dresde, donde Schumann vivió algunos de sus años más felices. Ella además hizo su máster sobre Schumann y está haciendo el doctorado también sobre el compositor. Por otro lado, en el repertorio de cámara, Schumann se destacó más por las piezas breves que por las grandes formas, y nos parecía contundente reunir una serie de opus de piezas, obras completas que en nuestra opinión tienen mucha enjundia. Yo no suelo escuchar mucha música clásica por gusto, ni siquiera mis discos, pero este sí, lo he puesto ya muchas veces, porque me encanta el repertorio y creo que es muy agradable de escuchar.

Schumann - Martos & Sotelo Schumann - Martos & Sotelo

Schumann - Martos & Sotelo

–¿Echa de menos una sonata para violonchelo de Schumann?

–Habría estado bien que escribiera alguna, claro, pero él se sentía muy cómodo con ese formato de las colecciones de piezas breves, lo que acaba convirtiendo un disco como este en una cajita de bombones: son veinte piezas en total.

–Le roba casi toda la música a otros instrumentos… De estas obras sólo la Op.102 fue escrita originalmente para el violonchelo.

–Pues sí, lo miré porque incluso ni los profesionales lo tenemos tan claro a veces. Y es cierto, sólo las Cinco canciones en estilo popular op.102 fueron escritas originalmente para violonchelo. Pero del Adagio y Allegro Schumann mismo hizo una versión para violonchelo, y de las Piezas de fantasía Op.73 hay un arreglo para cello de la época al que Schumann dio el visto bueno, no sabemos ni siquiera si realmente fue original suyo o lo encargó él mismo. Las otras sí las he robado, claramente. Las Romanzas Op.94 son para oboe y las hago en la transcripción de Oliver Gledhill, que es un violonchelista inglés actual; y las Märchenbilder Op.113 son para viola, y el arreglo es de Robert Hausmann, que fue el violonchelista de Brahms, con lo que es sólo un poco posterior: es un arreglo histórico, que no lo toca casi nadie porque es muy difícil, pero creo que son piezas que suenan muy bien en el violonchelo.

–Las más populares son sin duda las de la Op.73, escritas para clarinete, que por registro parece que las predisponían especialmente para el violonchelo…

–Exactamente, por registro... y por timbre. Yo es que soy muy chelista, pero es que creo que el cello le aporta un calor, una cercanía a la voz humana que mejora incluso la del clarinete. El vibrato que podemos hacer en el cello por ejemplo es imposible en el clarinete, y creo que eso le da una cercanía especial.

–Las Tres romanzas de Clara Schumann son para violín, y se tocan mucho últimamente…

–Sí, para ser sinceros, se ha puesto de moda por el tema de la mujer, aunque a Clara hay que ponerla en valor, porque fue una pianista genial y una gran compositora también. Nos parecía bonito por el tema del matrimonio: los Schumann eran matrimonio, nosotros también. Además Myriam está haciendo labor de recuperación de repertorio de mujeres, y nos pareció interesante abrir el disco con Clara, porque además así completábamos un disco absolutamente inédito: no hay ningún disco que incluya juntas todas estas obras.

–El arreglo es suyo…

–Sí, que yo sepa no hay ninguno editado, aunque había ya alguna grabación con violonchelo.

–¿Han hecho este repertorio tal cual en concierto?

–Lo tocamos en Granada justo después de la grabación, en abril o mayo pasado, y en Guadix Clásica en junio. El 2 de abril lo haremos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, como presentación más o menos oficial, y luego hay una cosa pendiente en Jaén, y este verano lo llevaremos a Austria y Alemania. El disco acaba de salir y lo estamos moviendo, a ver si salen conciertos.

–¿Es el objetivo de grabar discos hoy?

–Una parte, sí. El disco como tarjeta de visita para festivales y programadores. Luego, aunque sea minoritario, sigue habiendo melómanos a los que les gusta tener su disco. Pero sinceramente lo hemos hecho porque hemos querido, porque nos hacía ilusión dejarle esta música grabada a nuestra hija, y por puro placer, porque es una música que sentimos mucho, y es una forma de dejar nuestra voz y nuestro sentir. Música romántica grabada por razones un poco románticas y utópicas. Aunque por supuesto esperamos que salgan muchos conciertos.

Alberto Martos y Myriam Sotelo en otra foto promocional del disco Alberto Martos y Myriam Sotelo en otra foto promocional del disco

Alberto Martos y Myriam Sotelo en otra foto promocional del disco / Jesús Escudero

–¿Sigue funcionando el Ensemble Garnati? He visto un nuevo disco, aparecido el año pasado, después de aquel con las Variaciones Goldberg de hace más de diez años…

–Ese fue un proyecto que monté con mi hermano Pablo, que es violinista. Tuvimos un período que trabajamos mucho por separado, pero hemos vuelto a hacer cosas juntos. Grabamos este último disco (Laudes) con Ambrosio Valero y ahora estamos haciendo muchas cosas como dúo. Mi hermano está dirigiendo además un proyecto muy interesante: es una camerata, que se llama también Garnati, y que cuenta de forma paralela con una Academia, que tiene su sede en la Peña La Platería de Granada, un sitio muy chulo. Y con eso estamos haciendo muchas cosas: conciertos, recuperación de patrimonio...

–¿Su carrera de solista con orquesta está parada?

–Absolutamente. Es un círculo muy cerrado en el que es difícil entrar. Me encantaría, porque me gusta mucho el escenario y estar ahí con una orquesta, pero la realidad es que no me llaman. Mi momento fue cuando en 2017 grabé Haydn en Sony con la Orquesta Ciudad de Granada y Ros Marbá, que fue maravilloso, y quedé muy contento. Yo pensaba que profesionalmente iba a aportarnos mucho. Pero luego, no sé muy bien por qué, el disco no tuvo mucha repercusión.

EL CD EN SPOTIFY

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios