La evolución en el mercado laboral de la provincia durante el último año ha dejado claro que, al margen de la agricultura (con sus oscilaciones continuas en función de cada campaña), la industria es el único sector que se mantiene ajeno a la clara recesión que se está percibiendo en el consumo. Así, mientras que el sector del ladrillo y el de los servicios van sumando parados (especialmente a partir del verano) el de la industria se mantiene inalterable o incluso con una evolución a la baja.

El año pasado concluyó en la provincia con 2.061 parados más que el ejercicio anterior, lo que supuso un incremento del 7 por ciento. Procedían fundamentalmente de los servicios (el 41 por ciento) y la construcción (34 por ciento), llegando a concentrar entre ambos más de las tres cuartas partes del total (76,51 por ciento) si bien el varapalo ha sido fundamentalmente para el segundo, donde ganar 720 parados se traduce en un incremento del 16 por ciento respecto al año anterior, frente a la subida del 6 por ciento registrada en los servicios. Frente a ello, la industria, que lejos de seguir la misma tendencia mantiene la contraria, con un 32 parados menos (-2 por ciento).

Los efectos que el receso en el consumo está teniendo en los sectores que hasta ahora se consideraban o bien como motores de la economía (construcción) o bien como emergentes (servicios) no son inmediatos y si fue en la Semana Santa de 2007 cuando comenzaron a aparecer los primeros síntomas claros de parón en el consumo en la provincia (en la hostelería se comenzó a hablar de un descenso de entre el 5 y el 10 por ciento, mientras que en el comercio la disminución en las ventas ya venía de meses atrás), no ha sido hasta el verano cuando se ha dejado huella en el mercado laboral. Así, a partir de junio los incrementos interanuales en el número de parados han sido continuos en ambos sectores. Comenzaron de forma suave (4 por ciento en construcción y 3 por ciento en servicios, mientras que en la industria el desempleo bajaba un 9 por ciento), para llegar al mes de agosto con más fuerza: 8 por ciento más de parados en la construcción y 5 por ciento más en el sector servicios, precisamente coincidiendo con el punto álgido de la campaña turística, mientras que la industria siguió manteniendo descensos (del 8 por ciento). El último trimestre del año fue el más inestable aunque no cambió la tendencia para permitir cerrar el último mes con claro mensaje en el sector de la construcción: el paro subía un 16 por ciento.

Esta tendencia clara al alza motivada por el descenso en la actividad es la que se teme que se repita en el sector de la hostelería dentro de unos meses. Y es que aunque aquí ya se comienza a hablar de crisis aún se mantienen a la espera del comportamiento que los consumidores marquen a partir del mes de mayo, sobre todo después del balance del primer trimestre de este año, calificado como "nefasto" después de haber sufrido un descenso en el consumo interno del 30 por ciento y una pérdida del 14 por ciento del empleo, fundamentalmente por la falta de contratación a trabajadores discontinuos. Empelados que comenzaba a llegar a los establecimientos del sector cada Semana Santa, para quedarse contratado en un porcentaje elevado hasta el final de la campaña de verano. "El llamamiento a este tipo de trabajadores no se ha realizado -asegura el secretario general de la Asociación Provincial de Hosteleros, Rafael Barba- lo que nos hace pensar en un futuro nada prometedor". Como tampoco lo es el hecho de que, a pesar de que no existe constancia de cierre de negocios, se haya comenzado a suprimir el segundo turno de trabajo de los restaurantes de la provincia, "un claro síntoma de que la actividad ha descendido notablemente", explica Barba.