Huelva es la provincia con mayor temporalidad laboral (98,5%) y además tiene una capital con una de las mayores tasas de contratación a tiempo parcial: más del 43% de los contratos que firmaron los onubenses a final del año pasado fueron por un máximo de 20 horas semanales lo que lleva aparejado un recorte en el salario medio que los onubenses llevan a sus casas. Así se desprende del informe que el Observatorio Argos publica sobre el mercado de trabajo en el municipio de Huelva, en el que resalta además una fuerte diferencia entre los contratos que firman las mujeres y los que rubrican los hombres, coincidiendo con la celebración, ayer, del Día de la Igualdad Salarial.

La radiografía del mercado de trabajo en la capital dista de la que se dibuja en el conjunto de la provincia y la comunidad andaluza, especialmente en cuanto a los tiempos de la jornada. Si en la ciudad se acerca a la mitad el número de contratos a tiempo parcial (cuatro de cada diez), en la provincia esa tasa baja a la mitad hasta quedarse por debajo del 20%, mientras que la media andaluza se fija un punto por encima. Y quizá en eso tenga mucho que ver la edad de quienes rubrican los contratos. El colectivo más numeroso es el de jóvenes de entre 25 y 29 años (17,58%), aunque muy de cerca le siguen los de 30 a 34 años ((16,07%) y los de 35 a 39 (16,49%).

Las diferencias van más allá y alejan los sexos en función de los sectores que propician los contratos, al menos los que se firmaron en el último mes del año al que se refiere el informe. Y es que si los servicios acaparan el 94,57% de los convenios de las mujeres, se quedan en poco más de dos tercios (68,45%) en el caso de los hombres. Esa distancia se marca igualmente en la industria (8,46% de los contratos firmados por ellos frente al 2,49% de ellas), construcción (14,45% y 0,36%, respectivamente) y agricultura y pesca (8,64% y 2,58%).

El mercado de trabajo es reflejo de la sociedad en muchos aspectos y de ahí que más de la mitad de los contratos (55,83%) lleguen a onubenses que han finalizado estudios secundarios, más presentes entre las mujeres (63,78%) que entre los hombres (49,61%). Le siguen los primarios completos (19,51%), que sin embargo alcanzan a más hombres (25,64% frente al 11,68% de mujeres) y los postsecundarios (15,22%), que sin embargo los acreditan más de las onubenses contratadas (17,93%) que los onubenses que firmaron convenios laborales a lo largo del pasado mes de diciembre (13,10%).

La realidad laboral de Huelva deja tras de sí otra característica que acompaña a la práctica totalidad del país: la temporalidad. Casi todos los nuevos contratos tienen una duración determinada, frente a los indefinidos que casi brillan por su ausencia, más en el conjunto provincial que en la capital.

Con este panorama no es de extrañar que ayer fueran numerosas las plataformas, mesas y sindicatos los que alzaban la voz para pedir una realidad laboral más estable e igualitaria para hombres y mujeres. Y más, tras darse a conocer un estudio elaborado por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), el Centro de Estudios Andaluces y la Universidad de Málaga, que constata los estereotipos y roles sexistas que aún perduran en la sociedad y en el ámbito empresarial. Entre otros datos, el análisis concluye que el 30% de los hombres empresarios prefieren contratar a un varón en su empresa antes que a una mujer, mientras que, por ejemplo, al 75,5% de las mujeres empresarias les es indiferente que sea hombre o mujer la persona que ocupe un puesto de trabajo en su empresa. El porcentaje que tiene preferencia (24,5%) se reparte equitativamente entre la opción de trabajador o trabajadora. En cambio, los hombres empresarios que muestran neutralidad representan sólo el 69,5% del total, mientras que el resto prefiere a un hombre para su empresa.

El estudio también desvela que el 75,9% de las empresarias creen que no existen perfiles profesionales más adecuados para hombres y mujeres, mientras que sólo un 57,6% de los empresarios hombres piensan así.

De ahí que el informe concluya que cada vez se hace más necesario un cambio en la cultura empresarial de gestión, a través de la promoción de la perspectiva de género como materia transversal en los planes de estudio de todas las etapas educativas, tal y como contempla Andalucía en la reforma de la Ley andaluza de Igualdad de Género, que se encuentra en trámite.