REYES MAGOS 2011

Soleado diluvio de caramelos

  • El tiempo acompañó a Melchor, Gaspar y Baltasar en su discurrir por las calles de la capital, donde se reencontraron con miles de onubenses · El desfile estuvo conformado por 16 carrozas y unas 150 personas.

Sus Majestades de Oriente, ayer ante la Virgen de la Cinta.

La bonanza meteorológica acompañó a los Magos de Oriente en el día de la ilusión mayúscula. Temperatura primaveral a mediodía, cuando el reflejo dorado de las coronas y los ropajes de Sus Majestades desmenuzaba pinceladas iridiscentes sobre los blancos muros del Santuario de La Cinta. Allá en lo alto, con la desembocadura del Odiel al fondo, Melchor, Gaspar y Baltasar quisieron adentrarse en el templo para presentar sus respetos a la Patrona de Huelva.

Los recibió en el patio, antesala del templo, el presidente de la Hermandad de La Cinta, Manuel Romeu: "Es un honor que visitéis a la Virgen y a su hijo, que nació hace doce días; espero que disfrutéis con la presencia de toda Huelva en la calle, gracias por iniciar aquí vuestro recorrido de ilusión".

La comitiva real entró al santuario entre vítores, al son de los cantos de los campanilleros. Ante el altar se postraron los de Oriente para rendir pleitesía a la Patrona de los onubenses, a la que ofrecieron una hermosa cesta de flores blancas y azules. Una de las más emocionadas en este instante fue la Estrella de la Ilusión, encarnada por la cantaora y trabajadora social Ángeles Vargas, que se arrancó por fandangos ante la imagen mariana y acabó deshecha en lágrimas de puro sentimiento cintero. Los Reyes besaron al niño Jesús, en brazos de la Virgen Chiquita, y se dirigieron a la explanada de Los Desniveles, en La Orden.

Noventa años después de aquella primera vez en que surcaran Huelva a lomos de sus flamantes carrozas, Sus Majestades subieron a sus hermosos tronos y se dispusieron a vivir una de las tardes más hermosas del año. Para ellos y para todos.

La cabalgata arrancó -con sus 16 carrozas y 150 participantes- y tomó las calles Legión Española y Niágara hasta desembocar en la Avenida de Cristóbal Colón. Miles de onubenses de las barriadas de Cardeñas, Marismas del Odiel, El Carmen y Las Colonias jalearon a la comitiva, que abría un antiguo camión de Bomberos de Huelva que repartía chucherías a diestro y siniestro. Al ritmo de la sirena de la bomba ligera se movían los personajes infantiles más populares: Bob Esponja, Dora la exploradora, el ratón Mickey y otros once figurantes más que hicieron las delicias de los más pequeños.

Por el Paseo de Independencia pusieron rumbo al centro. Desde la tercera carroza, la Estrella de la Ilusión anunciaba la llegada próxima de los Magos de Oriente. Detrás de ella, la hermosa carroza del portal de Belén y las de La casita de chocolate, Los osos pandas y Aladino y el genio... hasta llegar al flamante Melchor, al que dio vida el rector de la Universidad de Huelva, Francisco José Martínez. Diluvio de caramelos por las calles San José y Puerto para encarar ahora Doctor Rubio al ritmo de la Banda de Cornetas de Santa Cruz, con todos sus componentes disfrazados con arabescos atuendos color carmín.

La espectacular jirafa de Madagascar asomaba ya su extenso cuello por la calle Gravina desde la séptima carroza. Los confetis dejaban su rastro multicolor en cada esquina e iban sembrando de ilusión el camino para las carrozas de los Piratas del Caribe, El patito feo y Pocoyó, una de las favoritas de los más pequeños.

Desde La Placeta a La Palmera, la multitud se agolpaba dispuesta a arrojarse al suelo por un puñado de caramelos. Y es que ya se le veía la corona a Gaspar -el director de Cáritas en Huelva, Julio González-. El Rey de las barbas castañas, con el incondicional apoyo de sus pajes, distribuía con destreza kilos y kilos de caramelos. Y todo al ritmo de las cancioncillas de la charanga Amigos de la Música, ataviados como si se tratara de una banda de Pitufilandia.

Continuó el espectáculo de cartón piedra por Pablo Rada y San Sebastián para tomar la Avenida de Andalucía. A los recreativistas les pareció curiosa la duodécima carroza, plagada de canguros albiazules de simpáticas sonrisas. Por la Avenida de Galaroza se adentraban la del Gato con botas y la favorita de las chiquillas, un preciosita carromato encantado de Cenicienta, tirado por dos caballos de penachos plateados, desde el que un grupo de niñas tiraba al público papelillos y serpentinas.

La penúltima carroza también llamó la atención de los menores, con los populares pitufos posados sobre setas rojas de lunares blancos. Por Federico Molina atravesaba Isla Chica el último de los reyes, quizá el más esperado. El inquieto brillo en los ojos de los niños delataba su emoción por ver al monarca de piel oscura, con su turbante de plumas rojas. Baltasar -este año el escultor rocianero Elías Rodríguez Picón- repartía enérgicamente caramelos de todos los colores. Algunos, boquiabiertos, no atinaban a meterlos en la bolsa. La Banda de La Salud se dejaba la piel para animar el cotarro, vestida de árabe, a juego con la imaginería real.

Por la Alameda Sundheim desfilaban los Magos de Oriente, quemando los últimos cartuchos de golosinas antes de atravesar la Gran Vía y llegar a la Plaza de La Constitución. Eran poco más de las 20:00 cuando Sus Majestades bajaban de las carrozas frente a la casa consistorial. Habían repartido, ni más ni menos, 17.000 kilos de caramelos. Allí se despidieron de los onubenses y animaron a los pequeños reyes del hogar a acostarse temprano para darles tiempo para trabajar y repartir los regalos por todas las casas.

Como todos fueron muy buenos e hicieron caso a Melchor, Gaspar y Baltasar, esta mañana, al despertarse, los niños de Huelva se han encontrado con una buena remesa de presentes con los que la diversión, en esta jornada de la Epifanía, está asegurada. Tendrán ahora todo el fin de semana para disfrutar con los juguetes soñados antes de regresar al cole.

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