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MONTMARTRE: Enoturismo en París

  • Viajes. El Distrito XVIII de la capital francesa guarda uno de los viñedos patrimoniales más curiosos y con mucha historia detrás: Clos Montmarte

  • Se plantó en el año 1933

MONTMARTRE: Enoturismo en París

MONTMARTRE: Enoturismo en París

Quizás ahora que empieza el buen tiempo, muchos de ustedes empiecen a pensar en pequeñas escapadas primaverales, de esas que surgen en un fin de semana o mejor aún, en un puente. Los aficionados al vino pueden optar por planes de enoturismo siempre y cuando su o sus acompañantes compartan también esta pasión. Lo que muchos no saben es que podemos combinar turismo cultural y enoturístico en una de las ciudades más bellas del mundo: París. Sí, París. Ya sé que lo primero que se nos viene a la cabeza en un viaje de enoturismo por Francia es Burdeos, Borgoña, Champagne, el Loira… Pero París guarda un bonito y escondido secreto… A la vista de todos los turistas, a la sombra del Sacré-Coeur.

Quizás el viñedo más famoso de París sea Clos Montmartre (con permiso de Clos de Morillons, Clos de Bercy o Clos de Belleville), plantado en 1933 como homenaje a los viñedos implantados en la zona desde la Edad Media. En memoria de la antigua tradición vitícola de Ile-de-France, las viñas que crecen al ángulo de la calle des Saules y de la calle Saint-Vincent son el orgullo del pueblo de Montmartre. La Commune Libre y la República de Montmartre decidieron crear un viñedo de 3.250 pies, para preservar este lugar, amenazado por la construcción de un edificio. Fue a principios de los años 30 del pasado siglo cuando un grupo de artistas locales liderados por Francis Poulbot, un famoso ilustrador, realizó una petición al gobierno para que les garantizara ese pequeño campo y así replantarían las viñas. El Gobierno de Albert Lebrun aprobó el plan y Clos Montmartre fue renovado, como decía, en 1933.

Pero lo que más me gusta de este viñedo, es la implicación histórica en la zona, cuando Montmartre no pertenecía a París (habrá que esperar a 1860) y sus viñedos no disponían de derechos de concesión para vender en la capital (una de las chispas de la Revolución Francesa). Al perder este mercado natural, empiezan a aparecer tabernas por todo Montmartre para consumir in situ el vino que no podía salir. Este es el germen de los famosos cabarets y el inconfundible ambiente bohemio del distrito XVIII de París.

Sin duda, bien merece conservar un par de miles de cepas como gratitud por los servicios prestados. La viña de Montmartre es la más antigua de la capital. Está compuesta por las variedades más clásicas de las provincias vitícolas francesas, así como por una selección de variedades híbridas vigorosas y fértiles. Desde luego sus 0,15 hectáreas con orientación norte y el batiburrillo de variedades plantadas, hace que se presente más como un recuerdo de una época gloriosa que como un Gran Clos de producción. Por ello, sus apenas 2.000 botellas anuales se subastan con fines benéficos.

La viña es amorosamente atendida y cuidada a lo largo del año por los agentes de los Parques, Jardines y Espacios verdes de la Ciudad de París.

La Viña de Montmartre, cuyo vino se llama "le Clos Montmartre" es propiedad de la Ciudad de París. La explotación se ha confiado al Comité de Fiestas y de Acciones Sociales de Montmartre y del decimoctavo distrito de París. Cada año le Clos Montmartre proporciona cerca de 500 litros cuidadosamente elaborados según los métodos tradicionales.

Actualmente hay unos 150 viñedos en la región parisina, una iniciativa financiada por Les Vignerons Franciliens, un grupo de apasionados viticultores y vinicultores cuya misión concierne todos los viñedos patrimoniales de Francia, viñas cuya producción está, en principio, reservada para el beneficio de un estrecho círculo para no hacer competencia a las producciones de la viticultura profesional. Las leyes europeas restringen la plantación de nuevos viñedos así que son, más que nada proyectos experimentales, educacionales y comunitarios. La diversidad de situaciones en las que se encuentran estos viñedos ha hecho que se les denominen "Viñas Francas", considerando que la mayoría no tienen derechos de plantación; o de "Viñas Culturales" cuando están especialmente destinados a materializar el impacto histórico de la viña en la cultura francesa.

Pero este viñedo parisino es relativamente sencillo de encontrar: desde la esquina de la calle de Saules y la calle San Vicente y frente al Museo de Montmartre hay una vista perfecta de las viñas y un pequeño pasaje casi escondido nos lleva a él desde el museo. Y desde allí, rodeados de viñas, de melocotoneros de viña y de plantas ornamentales floridas tenemos una magnífica vista de la ciudad, en un día claro incluso veremos la Torre Eiffel.

Clos Montmartre es una forma nueva de ver cómo nació este barrio y como se convirtió en lo que fue y lo que es. ¡¡Santé!!

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