en el titán

Elogio del pino piñonero

  • lEl mar verde del pinar se pone en cuestión desde el incendio de Moguer

  • El valor añadido de los 1,62 millones de piñas recolectadas que se va fuera de la provincia es lo que debería preocupar

Al piñón tostao!!! Ese es el pregón de los vendedores que han elegido a lo largo del tiempo las esquinas de La Placeta o el entorno del Mercado del Carmen para ofrecer uno de los productos más típicos de Huelva. Los piñones los muestran en los canastos de espartos con su medida de madera para la venta.

Desde el incendio de Moguer y, por aquello que se arrasó la zona del preparque de Doñana, se ha puesto en entredicho la presencia del pino piñonero en la zona.

Los conservacionistas hablan de recuperar la vegetación autóctona de Doñana y ponen en entredicho las plantaciones de pinos que se realizó en los años cuarenta, cuando aquí lo único que había era matorral.

El pino piñonero es muy especial, nada que ver con el canario o los que introdujeron los ingleses, de los que aun quedan en la ladera del cabezo de la Casa Colón y que con el tiempo se introdujo en otros lugares de la ciudad como árbol ornamental.

El pino se convirtió en estas ocho décadas, camino ya de un siglo, en parte indisoluble de nuestro entorno. Muchas generaciones han crecido y convivido con este mar verde que es el pinar.

La gente antaño iba a los pinos de Valverde, cuando en verdad donde más pinos había era frente a Huelva, en Aljaraque. Gracias a las industrialización de Huelva, cosa paradójica, los onubenses pudieron disfrutar de la masa de pinos del Campo Común. Porque para la industria se construyó el puente sifón que permitió la comunicación con esta zona. Quienes no tenían ni finca ni casa ni chalet disfrutaron del campo en los pinares de Cartaya. Los pinos se convierten en esa masa verde que rodeando a Huelva y a los pueblos limítrofes, como Moguer y Palos, les protege de los aires de las chimeneas. En El Condado también se disfruta de una gran masa de pinares.

Quienes se acercan a nuestra costa con lugares aún vírgenes, pueden disfrutar de espacios protegidos donde el pino que llegó en los cuarenta está protegido como es el caso del paraje natural de los Enebrales de Punta Umbría.

Es el momento de preguntar si las lágrimas de tantos que subieron arriba de la cuesta Maneli cuando vieron el desastre del incendio era por el matorral autóctono o por la belleza de la masa verde de los pinos perdida. Esa imagen del pinar verde sobre las dunas no la olvidarán tan fácil, por eso es lógico que se pida su recuperación.

Los conservacionistas plantean ahora si conviene plantar pinos, recuperar lagunas o la vegetación autóctona de Doñana. Ello bajo el paraguas del cambio climático y las sequías, cuando el pino es el que mejor se adapta a situaciones extremas.

Eso es lo que indican los expertos forestales que defienden la recuperación de lo desbastado con el pino. Desde el Departamento de Ciencias Agroforestales de la Universidad de Huelva se destaca que esta provincia debe sentirse orgullosa de sus mares de pinos, como está de las dehesas y los alcornoques de la Sierra. No se entiende el desprecio al pino piñonero que, además, es responsable en gran parte del enorme valor ecológico, social y turístico de la marca Doñana.

El pino como protagonista sin negar la presencia a otras especies como alcornoques, sabinas, madroños, en sitios adecuados. Siempre el pino protagonista, cuya presencia históricamente permitió proteger los cultivos y las dunas.

Se ha dicho desde la Junta de Andalucía que la repoblación se realizará con pinos y se recogen también semillas de otras especies. Al final, nos tememos que quieran hacer un parque temático que poco tenga que ver con la belleza a la que estuvimos acostumbrados. Como si ahora no convivieran el pinar con el matorral y no se efectúen talas controladas de pinos para mejorar la masa vegetal y el espacio.

Lo que no se puede dejar de valorar es el pinar como fuente de ingresos, en una provincia donde se presume del alto porcentaje de parques y reservas naturales. Pero, aquí también hay que vivir, nadie nos subvenciona por ver pasar los pájaros.

Hay que destacar que el pinar además de ser clave en la belleza del entorno y en el disfrute de la naturaleza contribuye a la economía provincial. El pinar onubense producirá este año 1,62 millones de Kilos de piña, de una superficie en toda la provincia de 145.321 hectáreas, liderando así un año más la cosecha andaluza. En ello hay que destacar la mano de obra que aquí se emplea.

El único problema que tiene el pino piñonero es que el valor añadido del producto sale fuera de la provincia. En esto es en lo que en verdad podría preocuparse ahora la Junta de Andalucía, que sería lo más productivo en el debate abierto sobre el pino piñonero.

Aquí habría que pensar en la gestión de cooperativas, como existen para otros productos como la fresa en la costa o la castaña en la sierra. Más sabiendo que el piñón de Huelva es el de más calidad de España, donde el rendimiento de piña a piñón pelado se sitúa en el doble que el resto.

Esperemos que algún día esta provincia despegue y no se encuentre tantos problemas, más en este caso cuando permite disfrutar de un pinar maravilloso que acerca a la verdadera ecología que es la de los domingos en el campo con la familia y los amigos.

¡Al rico piñón tostao!

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