Homenajes. 50 años de 'Al final de la escapada'

Un cineasta que lo cambió todo

  • El filme de Godard sigue tan seductor como cuando se rodó

Aunque en realidad fuera el año pasado cuando se cumplieron los 50 años de Al final de la escapada (y muchos menos de su estreno español, que fue en 1966), nunca está de más rendirle homenaje a una de las películas fundacionales de la nouvelle vague, probablemente el movimiento cinematográfico más determinante en la historia del séptimo arte y verdadero pistoletazo de salida oficial de la modernidad cinematográfica.

Debut en el largometraje del constantemente reinventado Jean Luc Godard, puesta en pie a partir de un guión de François Truffaut, À bout de souffle explota con audacia el gusto de su autor por el pastiche como verdadera forma de creación, a partir de la fascinación de toda una generación por el cine negro americano (la película está dedicada a la Monogram, en un gesto que explica la puesta en solfa del canon acometida por los jóvenes turcos de Cahiers du cinéma), y por unos referentes cinematográficos cuya relectura iba a dar lugar a un juego de citas, tan irresistible y sorprendente como su uso del jump-cut.

La pareja Belmondo-Seberg y la influyente fotografía de Raoul Coutard, que sacaba la cámara a las calles de París y recurría a la iluminación rebotada, terminaron de completar el milagro, extendiendo el poder de pervivencia de unas imágenes grabadas a fuego en las retinas de varias generaciones de espectadores.

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