Economía

Bruselas propone dar más libertad a los países para fijar sus tipos del IVA

  • La reforma que plantea la Comisión Europea abre la puerta a que el tipo superreducido pueda ser del 0%

La Comisión Europea (CE) propuso ayer reformar las normas sobre el IVA en la Unión Europea (UE) para que los Estados tengan más flexibilidad a la hora de fijar tipos estándar, reducidos o exenciones de este impuesto, así como aligerar la burocracia que la tasa genera para pequeñas y medianas empresas. Bruselas busca enmendar una legislación que data de 1992 y que está plagada de derogaciones para dar más margen de maniobra a las capitales en un área clave para perseguir objetivos políticos y muy sensible a las presiones de diferentes sectores económicos.

"La Comisión es criticada desde hace años por todas partes porque el sistema actual no permite a ciertos productos beneficiarse de tipos de IVA reducidos", dijo en una rueda de prensa el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, quien recordó que en 2016 una disputa por el IVA a los tampones en el Reino Unido acabó siendo debatida por líderes de la UE al más alto nivel político y es materia de negociación del Brexit.

Para acabar con este tipo de situaciones Bruselas quiere cambiar el sistema actual, que obliga a los países a fijar un tipo estándar igual o superior al 15%, les permite establecer un tipo reducido de máximo el 5% a dos categorías de productos e incluye diferentes derogaciones en función de los países por razones históricas.

El Ejecutivo comunitario propone ahora que, además del tipo estándar de mínimo 15%, los países puedan establecer otras cuatro tasas: dos tipos reducidos de entre el 5% y el estándar que elijan, un tipo superreducido de entre el 0% y el reducido que hayan escogido y, finalmente, una exención de IVA (tipo del 0%). Además, la lista actual de bienes y servicios a los que pueden aplicarse tipos reducidos se eliminará y en su lugar se creará una nueva relación de productos a los que siempre deberá aplicarse el tipo estándar. Entre estos se cuentan las bebidas alcohólicas, el tabaco, los teléfonos inteligentes, los productos electrónicos y aparatos del hogar, fuel, armas, metales preciosos, juegos de azar o servicios financieros.

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