El Valencia Básket presentó sus credenciales al título copero con una muy solvente victoria ante el Gran Canaria (88-72). Se presumía un cuarto de final muy igualado y tuvo un nítido color taronja, apenas opuso resistencia un equipo amarillo que se había convertido en un asiduo animador del torneo (finalista el año pasado), pero que esta vez dimitió del encuentro.

Un hombre por encima de todos, el pívot montenegrino Bojan Dubjlevic. Basa su juego Pedro Martínez en él, suele tocar balones en todos los ataques, algo que en el baloncesto actual no pueden decir muchos pívots. En 22 minutos en pista, que tampoco hubo que exprimirlo, Dubljevic sumó 22 puntos y 11 rebotes (32 de valoración). Rompió el partido en el segundo cuarto, con rentas ya cercanas a los 20 puntos. Lo secundaron bien los bases, Vives y Van Rossom, al que las lesiones lo han alejado del nivel dominador de hace dos años pero que ofreció una versión muy mejorada en el Buesa Arena.

Con renta superior a 20 puntos (57-36), el Valencia parecía tener el partido bajo control mediado el tercer cuarto. Pero el Granca redujo rápidamente por debajo de la frontera de los 10 puntos (71-62), en un vaivén que a otro equipo con menos cuajo podía haber hecho dudar. No es el caso de este Valencia, que ofreció una sensación de máquina afinada y dispuesta para pelear por las cotas más altas. En la dimisión grancanria la mejor noticia fue el letón Pasecniks, en una edición copera en la que los pívots están teniendo mucho peso. Pocos como Dubljevic, el faro del juego ofensivo valenciano. Pedro Martínez no tuvo que poner muchas revoluciones. Guardó fuerzas para hoy.