EN tanto que este Leviatán que somete a nuestra economía a estragos interminables y que a diario fulmina falsas ilusiones, arruina negocios, frena en seco el consumo, dinamita la construcción, extermina el mercado de la vivienda, vacía locales comerciales, multiplica el paro y golpea sin excepción a unos y otros sectores de actividad financiera en general, en esta Huelva de las promesas siempre incumplidas, de los proyectos faraónicos, de los planes ambiciosos y los objetivos increíbles, que suelen surgir cuando se acercan las elecciones, y se quedan en imágenes virtuales y arrumbadas maquetas que se desempolvan oportunamente, para volver a acumular el polvo como de humo que se desvanece en la idiocia y la estulticia generalizada, en esta provincia, alegre y confiada, un fantasma familiar e íntimo resurge para confirmar su presencia implacable entre nosotros.

Es el espectro con fidedignos e incuestionables visos de realidad de la contaminación. De una u otra forma, esta otra amenaza permanente de nuestro entorno ambiental aparece de nuevo. Así se publicaba en nuestro periódico los pasados días 8 y 9, encabezado por un titular inquietante que, en cierto modo, volvía a confirmar certidumbres siempre presentes en este tortuoso conflicto: "La Magistratura italiana y la UE indagan en el traslado de residuos tóxicos a Nerva". La reproducción de la portada del rotativo Il Manifesto, denunciando la alta peligrosidad de los transportes por barco al puerto de Sevilla y posteriormente a Huelva, es rotundamente expresiva en sus titulares: "Valeni italiani in Andalusia", y parece no dejar lugar a dudas. Al menos nadie ha desmentido tales informaciones hasta ahora. El silencio una vez más vuelve a concitar nuestra paura, diríamos también en italiano.

Hablar de veneno, con lo que el título de nuestra columna de hoy no es más que una alusión directa a tales noticias, vuelve a suscitar nuestro miedo, nuestra inquietud, nuestra incertidumbre, cuando en esas informaciones se refieren al peligro que "radica en las altas concentraciones de mercurio que viajan hasta Nerva antes de ser depositadas las cargas en Zarandas". En estos reportajes, que con su rigor informativo habitual, publicaba en las citadas fechas nuestro compañero Rafael Moreno, se ratificaba cuanto sobre los contingentes residuales atribuye la prensa italiana al contenido de esos transportes, que "superan los límites legales de mercurio, carbono orgánico total (COT) y algunos hidrocarburos aromáticos".

Esto no hace más que corroborar lo que aseguraba Juan Romero, infatigable miembro de Ecologistas en Acción, quien decía: "Los residuos que están llegando a Nerva han sido rechazados antes por Alemania". A mayor abundamiento otro titular aquí publicado insistía en la reivindicación: "IU y PP exigen a la Junta y al alcalde que aclaren la situación del vertedero". Ante esto otra contaminación no es menos arriesgada: la del silencio y la indiferencia. Lo que no podemos ni debemos permitir.

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