Se fueron ingleses y franceses y un frío de muerte recorrió la comarca minera. Uno tras otro los pozos fueron cegándose entre el olvido y el silencio.

El precio del cobre sucumbió en las voces del parqué y, después de siglos excavando las vetas de la franja pirítica que atraviesa un seno de galerías, sudores y teleras a cielo abierto, comenzó la debacle y el cementerio llenó de sepulturas las rocas del Andévalo con las flores marchitas del "metal de los muertos" (Concha Espina).

Sus nombres figuran en ese nomenclátor donde Huelva miraba orgullosa su aporte a la riqueza nacional y al sustento ganado a pico y pala por esos cenicientos mineros que horadaron la tierra y abrieron sus entrañas con un pacto de sangre.

Que en paz descansen, Soloviejo, Herrerías, Corta Atalaya, Cala, la Coronada, Cerro Salomón, el Perrunal, la Joya, Peña del Hierro, Lomero-Poyatos, la Concepción, San Telmo, Sotiel, Cueva de la Mora, Pozo Alfredo, Sierra Bullones, el Lagunazo, Prado Vicioso, El Carpio... Tharsis y Riotinto y con ellas, el oro, la plata, el cobre, la pirita, el manganeso… y todos los secretos enclaustrados entre la oscuridad aterradora.

Fuimos, una vez más, y me acojo al pretérito de viejas civilizaciones que erigieron las columnas de Hércules, ocuparon su cornisa atlántica y descubrieron un riquísimo potencial donde mercadear con Oriente. Era el pasado escrito en mil lenguajes. Al día de hoy, han desaparecido, barrenos, sirenas, volquetes y raíles. Si acaso quedan desiertos de escoriazas y restos de bocaminas cubiertas de maleza.

Pregunto y no obtengo respuesta. ¿Por qué la minería del carbón está subvencionada por el Estado y la masa pirítica-cuprifera no? Porque sólo se invierte capital extranjero mientras nosotros estamos "a verlas de venir". ¿Por qué la eficaz maquinaria de la Junta de Andalucía, durante 30 años, ha permitido que el 50% de los poblados mineros encabecen el paro? Ahora el cobre se tasa y usa en todos los sistemas informáticos, electrónicos, aeronáuticos, termosolares; en teléfonos móviles, ordenadores, cableados eléctricos, construcción, automóviles. Su resistencia, conductibilidad y adaptabilidad son elementos claves en el tejido de las sociedades avanzadas. Pero sigue ignorado. ¿A qué espera el consejero de Industria y Minas para resucitarlas? No se sabe. Una mano de hierro se cierne sobre Huelva. Su memoria es la amnesia oficial, por triplicado.

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