Huelva

La parroquia de San Pedro hace frente en solitario a los graffitis

  • Tras instalar unas rejas para proteger el templo, declarado Bien de Interés Cultural, se ha procedido a pintar la fachada, dos actuaciones cuyo coste asciende a 20.000 euros

La parroquia de San Pedro, una de las joyas arquitectónicas del patrimonio histórico-artístico de la capital onubense, ha sido objeto durante más de una década de todo tipo de actos vandálicos. Los seudograffiteros se hicieron dueños, ante la impasibilidad del Ayuntamiento de Huelva, de las fachadas del templo, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), y las fueron llenando de pintadas.

Los ataques a la edificación no se limitaron a las pintadas, también sufrió daños la puerta central de la iglesia, a la que plantaron fuego y hubo que reforzarla con unas placas metálicas, puerta a la que también le arrancaron varios remaches, que ahora habrá que reponer -la puerta se restauró en 1971 y el maderamen exterior se sustituyó con maderas de pino de flandes procedentes de las antiguas techumbres laterales fechadas en 1897-. Aparte, aparecieron serrados varios barrotes de la reja que recorre el porche, concretamente, en la zona de la fachada de la antigua puerta del Sol.

Las obras de restauración, financiadas al 50% entre la Junta de Andalucía y el Obispado, que se llevaron a cabo durante los años 2003 y 2004 no lograron frenar los actos vandálicos. Durante la realización de las mismas, aparecieron pintadas en el tramo de la sacristía así como en la zona de la antigua puerta del Sol, la más afectada.

Con el paso de los años las pintadas fueron a más cubriendo en casi su totalidad el zócalo de la fachada de la puerta principal. Ante el deterioro del edificio, el párroco José Arturo Domínguez, decidió tomar cartas en el asunto, con el objeto de proteger el templo, "el edificio más antiguo de la ciudad, que tiene un gran valor arquitectónico".

La parroquia hace frente en solitario a la reparación de los daños del edificio. Tras la instalación de las rejas para proteger el templo -se han puesto tres: dos en las escaleras laterales y una en el porche- se ha procedido a pintar la fachada, dos actuaciones que suponen un coste de unos 20.000 euros, sufragados por los feligreses en general y por la Asociación de Amigos de la Parroquia, cuyos socios pagan una cuota mensual o trimestral que permite tener un fondo de reserva para ir realizando obras de mantenimiento en la edificación. El pasado verano se repasó la techumbre de la sacristía y de los despachos y en 2008 se colocó un nuevo sistema eléctrico para las campanas. "Ahora queda revisar la torre", apuntó Domínguez.

El párroco señaló que el concejal de Infraestructura del Ayuntamiento de Huelva, Felipe Arias, se ofreció a cubrir la zona de las pintadas, lo que es el zócalo, pero al ser BIC Cultura "exige que se pinte la fachada entera para evitar el efecto parcheo".

En una semana estará totalmente pintado el edificio. "Es una pintura especial, expulsa la humedad y no la deja entrar". Además se ha limpiado el ladrillo visto de la fachada, "que estaba lleno de verdín". Domínguez destacó que "el patrimonio es de la Iglesia y también de toda la ciudad, Huelva tiene un patrimonio escaso y dentro del arquitectónico, éste es el más importante".

Indicó que "ha habido un auténtico ensañamiento, han hecho todo tipo de tropelías", a lo que añadió que "daba vergüenza, está en todas las guías turísticas de la ciudad y los turistas nos preguntaban cómo podía estar así". El párroco comentó que los viernes y los sábados había botellón en el recinto, apareciendo al día siguiente "vidrios rotos, bolsas de plástico y orines, una cosa indecorosa". Según Domínguez, "jamás aparece un guardia", a lo que añadió que "con vigilancia y poniendo multas se solventaba el problema".

El párroco de San Pedro pide ahora al Ayuntamiento de Huelva que pode los árboles de la calle Velarde, ya que las ramas están invadiendo las escaleras laterales del muro de la parroquia.

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