Patrimonio

De Morón a París para acabar en Triana: el culebrón de una túnica sevillana

  • La pieza bordada, presumiblemente de finales del XVIII, ha protagonizado una polémica patrimonial desde el pasado verano

  • En ella se han visto implicadas tres hermandades

  • Las dos Sevillas frente a frente

La túnica, con bordados propios de finales del siglo XVIII y principios del XIX.

La túnica, con bordados propios de finales del siglo XVIII y principios del XIX. / Antonio Pizarro

Todo comenzó con una llamada de teléfono. Jacobo Linde, anticuario jiennense y quien tiempo atrás ejerció el oficio de periodista, recibió un aviso la primavera pasada sobre una colección que se subastaba en Francia, la cual contenía artículos que podían interesarle, debido al tipo de género del que surte a hermandades y particulares desde hace años. En concreto, se trataba de pertenencias (muchas de ellas muebles) de la rama francesa de la familia Rotschild, vinculada con una conocida saga de banqueros judíos. Las subastas tenían lugar en París y en ciudades de Estados Unidos. El anticuario puso sus ojos en una pieza de gran valor: una túnica con bordados, presumiblemente de finales del siglo XVIII. Todo indicaba –por su diseño y ejecución– que había sido confeccionada en Sevilla

“Antes de pujar por ella, me asesoré de que su venta era legal y que no me crearía problemas”, refiere este especialista. Finalmente, compró dos túnicas (con facturas correspondientes). Una de gran tamaño que decidió poner a la venta, y otra más pequeña, que optó por quedársela para su colección particular, motivo por el que su foto –explica– se ha publicado en días recientes, tras cerciorarse por expertos de que formaba parte de un mismo conjunto. 

Al poco de llegar a Sevilla, a principios de verano, por la túnica grande se interesaron la Hermandad de la Esperanza de Triana y varios hermanos de los Gitanos. La corporación de la calle Pureza declinó la compra en un primer momento. Debe recordarse que el Cristo de las Tres Caídas estrenó en 2022 una túnica con bordados nuevos del estilo de los encontrados en Francia. De tal pieza tuvo entonces constancia un grupo de donantes de los Gitanos, que decidieron adquirirla para el Señor de la Salud, previo consentimiento de la junta de gobierno. 

Una foto antigua

Días después, en redes sociales, salió publicada una foto antigua (anterior a la guerra civil) del Nazareno de Morón de la Frontera (Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Fuensanta) portando esta túnica, lo que hizo suponer que en su día la lució esta imagen y que –no se sabe cómo– llegó a manos de los Rotschild. Surgió entonces una polémica que acabó con un comunicado de los Gitanos, que decidió no aceptar la túnica “para evitar cualquier tipo de confrontación o controversia que afecte al bendito nombre de Nuestro Señor, y por ende, al de la hermandad”.

En los meses de verano la Guardia Civil, a través de la UCO, actuó de oficio y se puso en contacto con Linde para “interesarse” por el tema. El anticuario le aportó la información requerida. Los agentes, al comprobar que todo estaba en regla y que la compra fue legal, “zanjaron” el asunto. Ambas partes quedaron en mantener el contacto. 

En septiembre la pieza volvió al anticuario, quien informó al asesor artístico de la hermandad morenense de que la túnica estaba de nuevo en su poder, dado el interés mostrado por los devotos del Nazareno de esta localidad por recuperarla. Varias semanas después, al no tener noticias de la corporación, Linde habló con un antiguo hermano mayor de la cofradía (el actual se encontraba convaleciente) para saber qué iba a ocurrir con la pieza. Esta persona se comprometió en darle una respuesta en breve, algo que no se produjo. 

La túnica con el galón que le fue añadido a principios del siglo XX. La túnica con el galón que le fue añadido a principios del siglo XX.

La túnica con el galón que le fue añadido a principios del siglo XX. / Antonio Pizarro

En contacto con la UCO

En este tiempo, el anticuario –que ha estado en todo momento asesorado por un despacho de abogados– se puso de nuevo en contacto con agentes de la UCO para informarles de la situación de la túnica, tras rechazar los Gitanos su compra. Linde les hizo saber la intención de venderla antes de que acabara el año.

Fue a finales de noviembre cuando el hermano mayor de la Esperanza de Triana, Sergio Sopeña, tuvo constancia de que la pieza había sido devuelta al anticuario, por lo que se interesó de nuevo por ella. Al ponerse al día de su último periplo, llamó a sus homólogos en los Gitanos y Morón de la Frontera para avisarles de la intención de la corporación de la calle Pureza de hacerse con ella. Por tal motivo, les dio una semana para que, si seguían interesados, llegaran a un acuerdo con su propietario. Este plazo acabó el pasado domingo 3 de diciembre, cuando Sopeña confirmó la compra, al no haberse recibido propuesta alguna de las otras dos corporaciones.

De este culebrón se escribió un nuevo capítulo el jueves 7 de diciembre, cuando la hermandad de Morón emitió un comunicado en el que manifiesta que desde que tuvo constancia de la aparición de la túnica ha dejado clara su intención de recuperarla. Advierte que ha denunciado su última adquisición ante la UCO, al entender que “es de justicia que dicha túnica vuelva a sus legítimos propietarios”. La corporación confía en que los órganos competentes se pronuncien.

Las incógnitas

En este recorrido de la túnica desde Morón a París y desde la capital francesa a Triana quedan algunas incógnitas por resolver. La principal es cómo llegó a la saga de banqueros; y la segunda, para qué fue concebido en origen tan riquísimo ajuar. Sobre este segundo punto, Linde detalla que tras consultar a varios expertos, la hipótesis que cobra más fundamento es que al constar de una túnica grande y pequeña pudiera pertenecer a un santo con un Niño Jesús que se venerase en algún convento o templo, teoría apoyada por varios historiadores de la localidad de la Sierra Sur. “Los bordados, el tejido y la oxidación de ambos son idénticos”. Sobre su uso por el Nazareno de la Fuensanta, cabe la posibilidad de que fuera una utilización posterior, para lo cual se insertaron trozos de terciopelo. Para que tuviera cola (algo propio en zonas cercanas a Andalucía oriental) se añadieron dos galones y terciopelo de principios del siglo XX, que se separan en el bajo trasero con el fin de otorgarle mayor holgura. 

Sergio Sopeña, en declaraciones a este periódico, confirma la compra de la túnica. Asegura que con la adquisición (que, según ha trascendido, no ha contado con el respaldo unánime de los asesores artísticos de la cofradía) se logrará restaurar y poner en uso esta pieza de gran valor patrimonial, que, eso sí, se queda en la provincia donde fue creada. 

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