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El INTA investiga la incidencia de partículas ultrafinas en la salud

  • El comportamiento de las cuerpos de tamaño inferior a una micra en la atmósfera es un terreno aún por descubrir

Es un proyecto embrionario en el panorama internacional. A penas diez años de investigación atesora a sus espaldas el comportamiento de las partículas ultrafinas en suspensión que pueblan nuestra atmosfera y, a pesar del importante papel que juegan en la salud humana y en la propia naturaleza, aún es un terreno semivirgen en el que un grupo de científicos españoles ha decidido adentrarse. El primer paso ha sido realizar una campaña pionera en nuestro país para calibrar e intercomparar los denominados DMA, equipos que miden los aerosoles y, en concreto, estas partículas tan especiales que se ubican por debajo del umbral del tamaño de una micra.

La misión se ha desarrollado en el corazón de las instalaciones que el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial dispone en El Arenosillo de Mazagón, en coordinación con la Red Española de DMAs Ambientales (Redmaas), cuyo objeto es poder fijar una serie de protocolos que permitan estandarizar las mediciones en pos de garantizar la calidad y rigurosidad de los futuros controles.

En esta labor han participado el Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), de donde proviene el propio coordinador, Francisco Gómez, así como sus compañeros Alberto Hernández y Mariano Sastre, de la Agencia Española de Meteorología (Aemet); Sergio Rodríguez y Juan Trujillo, de la Universidad de La Coruña; Purificación López y María Piñero, del Centro Superior de Investigaciones Científicas; Jorge Pey y Ana Ripoll, así como Mar Sorribas y Mercedes Fernández, del propio INTA.

La red se financia de los Plan de I+D del Ministerio y se centrará en seguir la pista de esas partículas menores a una micra. La importancia de algo tan minúsculo radica en que son precisamente este tipo de moléculas las que mayores afecciones tienen en el campo de la salud, de ahí la necesidad detectarlas y proceder a una exhaustiva investigación que pueda determinar su familia y consecuencias.

Según resume Francisco Gómez, el primer proceso que siguen los DMA es determinar el tamaño de estos aerosoles, un factor "sumamente importante porque delatará su comportamiento y su tiempo de permanencia en la atmosfera".

Aunque el proceso de medición es enormemente complejo, podría resumirse en que los equipos, a través de una bomba, succionan una muestra de aire que va a parar a un cilindro concéntrico, escenario donde se le aplica un impulso eléctrico que cribará las partículas en función de su tamaño, lo que permite posteriormente analizar los aerosoles ultrafinos en los que se centrarán los estudios.

Gómez enfatiza en que "los pulmones disponen de defensas contra las partículas de grandes dimensiones, si bien no las tienen contra las ultrafinas", a pesar de que éstas pueden tener una gran influencia en el cambio climático, dado que algunas actúan como núcleos de condensación, lo que implican que su aumento puede modificar el número de precipitaciones e incluso alterar las zonas en las que se produce.

Otro de los efectos que producen estos menudos conjuntos de átomos es la absorción de la luz, que podrían enfriar el planeta. Y es que un aumento desmesurado podría provocar los mismos efectos que el volcán irlandés, cuyas cenizas impiden la radiación solar e incluso puede generar un verano más frío de lo habitual.

Benito A. de la Morena, jefe de la Estación de Sondeos Atmosféricos, donde se ha realizado esta campaña, recuerda que la importancia de las labores de calibración radica en la necesidad de unificar los criterios de medición para que esos instrumentos midan bajo los mismos parámetros, una vez éstos regresen a sus lugares de observación rutinaria.

De la Morena enfatiza que "somos funcionarios y no podemos obviar que la filosofía que ha de imperar es la de que estamos para dar un servicio a la ciudadanía, a través de la investigación científica aplicada" y en este caso concreto, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En este sentido añade: "a través del rigor científico, con el que se hacen las observaciones de medida de estos parámetros atmosféricos contaminantes, podremos aportar una información suficientemente fiable como para que nuestros dirigentes políticos desarrollen legislaciones públicas capaces de controlar emisiones no deseadas, que perjudican gravemente la salud de las personas y empeora la calidad medioambiental de nuestro entorno natural".

Así mismo, el científico nos indica que "nos estamos adentrando de forma pionera" en un terreno muy poco investigado, "pues los estudios en este campo de partículas ultrafinas llevan desarrollándose poco menos de una década", una bagatela en comparación con el siglo de estudios que atesora la meteorología.

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