Jornada intensa y desconcertante la vivida ayer en Calañas. Si a primeras horas de la tarde, la emotividad se palpó en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia con el entierro de Juan Ramón Cuaresma, la incertidumbre se propagó por la población cuando se conoció la detención por parte de la Guardia Civil de Diego Jesús Fernández Sánchez, un joven calañés, como presunto autor de dos delitos: uno de homicidio y otro de robo.

Los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial detuvieron a Diego Jesús en su propio domicilio sobre las 21:30 horas del pasado lunes, después de que las investigaciones y pesquisas realizadas durante el día condujeran hasta el citado joven, como único responsable de la muerte de Juan Ramón.

Al parecer, según indicaron fuentes de la Guardia Civil, la muerte de esta persona se produjo como consecuencia de un atropello involuntario, en el que se vio involucrado el vehículo de Diego Jesús. El accidente se registró en el Paseo Nuevo, en una calle que está próxima al domicilio de la víctima y en la que ayer se podía distinguir aún en su calzada restos de sangre y las señales de un frenazo.

Aunque los datos de la autopsia no han trascendido, el cuerpo de Juan Ramón presentaba además de un fuerte impacto en la cabeza, un deterioro importante de sus órganos internos, lo que hace suponer que tras impactar con él, a continuación pasó por encima de él con el coche, quizá sin poderlo evitar, ya que se ha podido confirmar que el trazado de las ruedas sólo presentan una dirección.

Quizá "por miedo", quizá porque "le entró pánico", según indicaron fuentes consultadas por este periódico, tras el accidente el presunto autor del homicidio introdujo el cuerpo de Juan Ramón en el maletero de su coche y posteriormente lo abandonó en un paraje próximo a la carretera HU-4110, a unos ocho kilómetros de Calañas, lugar donde fue encontrado por unos cazadores.

La detención se produjo no sólo porque los investigadores localizaron numerosas huellas dactilares tanto en el lugar del siniestro como en el propio cuerpo de la víctima, sino porque Diego Jesús, cuando abandonó el cuerpo sin vida de Juan Ramón, le despojó de la cartera, que contenía dinero y una tarjeta de crédito, que utilizó para pagar la limpieza que realizó al coche en una estación de servicios. No obstante, a pesar de intentar quitar los vestigios de sangre en el vehículo, los expertos de la Guardia Civil detectaron restos de sangre en el maletero donde fue transportado el cuerpo de la víctima.

Durante la jornada de hoy, Diego Jesús (que tiene 31 años, está casado y tiene una niña de algo más de un año, y que trabajaba en la actualidad en el proyecto minero de 'Aguas Teñidas'), pasará hoy a disposición del juez de guardia del Juzgado de Instrucción número 2 de Valverde del Camino. Con esta detención, la Guardia Civil da por cerrada la investigación, por lo que se descarta que haya más personas implicadas en este trágico y luctuoso suceso.

Para el propio alcalde de Calañas, Fernando Recio, también fue toda una "sorpresa" la detención de este joven y las causas del homicidio, porque aunque se acepte que "fue un accidente, nadie entiende por qué lo escondió y le quitó la cartera". Por todo ello, Recio pidió "prudencia para apoyar ahora a las dos familias afectadas".

Precisamente, el Pleno del Ayuntamiento de Calañas acordó ayer en sesión extraordinaria decretar dos días de luto -ayer y hoy- por la muerte de Juan Ramón, una persona muy querida en la población porque estaba vinculada a las hermandades religiosas del municipio. Sus padres, Francisco y Epifania, eran los ermitaños de la Virgen de Coronada, donde el infortunado joven, que tenía una minusvalía física y psíquica, era costalero.

Cientos de vecinos participaron ayer tarde en los actos fúnebres que se celebraron en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, y en la que pronunció unas palabras emotivas y de reconocimiento la hermana mayor de la Virgen de Coronada, María Dolores Vázquez. Tras la misa, familiares y amigos de Juan Ramón trasladaron el féretro a hombres desde la parroquia hasta el cementerio municipal, donde recibió sepultura entre el dolor y las muestras de pesar de los numerosos asistentes.