alberto lavandeira. director de Operaciones de emed mining y consejero delegado de emed tartessus

"El agua de Corta Atalaya irá al Odiel si no se explota la mina de Riotinto"

  • La seguridad de las balsas de estériles, la retirada de los residuos del Polo o el futuro de la vieja explotación a cielo abierto son algunos de los temas que el ingeniero de Minas aborda sin tapujos

Alberto Lavandeira cuenta con un extenso bagaje en operaciones mineras: fue presidente y director general de Rio Narcea Gold Mines en España y más recientemente lideró el proyecto Mutanda, del grupo Efferton, en República Democrática del Congo. El gallego tomó en marzo las riendas de la mina de Riotinto, que el mes próximo vivirá un momento crucial. Porque Emed Tartessus, filial de la chipriota Emed Mining, espera culminar entonces el proceso administrativo. El proyecto de reapertura genera enormes expectativas de empleo y riqueza, a la par que escepticismo y temores medioambientales.

-Prevén depositar más de 120 millones de metros cúbicos de lodos -¿tóxicos?- en las balsas de las presas Cobre, Aguzadera y Gossan.

-De tóxicos nada. Son los residuos del tratamiento: una arena que es el mineral molido con los restos de lo que no se ha aprovechado de sulfuros de la misma roca que hay, pero sin que se le añada ningún producto especialmente tóxico, sino un espumante que es como un detergente para hacer que flote la pirita y la cal, al objeto de neutalizar la acidez de la roca. Nada más.

-¿Son seguras las balsas?

-Lo idóneo es visitar la balsa actual para que se quite el mito de que aquello es una balsa de lodos como en las películas de Tarzán, hundiéndote en las arenas movedizas. Si ahora mismo quisiéramos abrir un agujero de más de un metro de profundidad en la balsa, ni siquiera con una retroexcavadora lo conseguríamos, para que se vea lo consolidado y macizo que está. Si cae una bomba al lado de la balsa, no se rompe, no fluye.

-¿Fueron bien construidas entonces?

-Es que los lodos son como si fueran una arena que lleva cal y los restos de los sulfuros, y eso se consolida y se queda macizo, como un mortero. Hay que quitar el miedo de que eso se va a derrumbar y de que generará una ola o tsunami que arrastrará a todos los pueblos. Eso es mentira. Nosotros vamos a depositar más lodos encima y se irán consolidando, como si fueran una playa. Los proyectos se estudian de tal manera que no haya posibilidad -siempre hay, pero es mínima- de que aquello se rompa.

-Habla de riesgo mínimo y no nulo. Dicen los grupos ecologistas que una rotura sería diez veces peor que el desastre de Aznalcóllar.

-Podría hablar mucho de los orígenes de la rotura de Aznalcóllar, que no tiene nada que ver con lo que la gente se piensa. Es una locura de base y fallaron mucho los controles. De hecho, desde aquello precisamente se pusieron nuevos controles. El ejemplo que le pongo a todo el mundo es que cuando hay un accidente de avión, ¿se prohíben los aviones? O en una carretera, ¿se prohíbe la circulación o se arregla ese punto de negro? Efectivamente, hubo un accidente y Aznalcóllar sigue siendo el caballo de batalla, pero la técnica ha cambiado en 15 años y hay que pensar que, si eso sucediese, el primero que se va a la cárcel soy yo. Por la cuenta que me tiene, vamos a hacerlo bien. ¿Qué podría fallar? Una mala operación, una mala supervisión, un error humano, algo que operativamente se hiciera mal durante un tiempo continuo. Que no se controlen los posibles movimientos, que la deposición no sea la adecuada para que el agua se mantenga lejos de la zona de presa, que falle (pasó en Aznalcóllar) la base o los cimientos, que se deslizaron. Pero hay que conocer la geología de cada sitio.

-¿No tiene nada que ver con la base de Riotinto?

-Nada, está históricamente maciza. No va a pasar.

-¿Tampoco es posible un desborde por coronación, por ejemplo?

-Es imposible que el agua rebose, sencillamente porque no ocurre de un día para otro. En Huelva llueve un metro cúbico al año, de forma que si cayera toda el agua de un año en un sólo día y no hubiera una entrada de un río, el agua subiría un metro, no subiría cinco metros. Incluso cuando hemos tenido tormentas en verano el agua sube cinco centímetros o uno. Porque es lo que tiene que subir. Cuando cae una lluvia de cien milímetros, que es una tormenta gigantesca, son diez centímetros. Entonces, esta es la típica falacia que se dice de que las balsas se van a desbordar. Existen unos canales de cintura, llamados perimetrales, que desvían el agua que viene de fuera y no entra. Esto es como una vasija en la que sólo entra el agua por arriba, más el agua que le echas.

-¿El recrecimiento es la opción más adecuada?

-Hay un permiso de recrecimiento que está incluso marcado en la AAU hasta la que se llama la cota probada antiguamente. No se cambia nada más que lo que está aprobado y ahora se están mirando distintas alternativas para la siguiente expansión, porque el proyecto presentado sólo tiene un diseño básico aprobado y si se quiere una expansión hay que demostrarle a la Administración que eso es adecuado. Hay varias alternativas, hasta la opción de hacer otro depósito en otro sitio si hubiera una mina de 25 o 30 años.

-¿Por seguridad?

-No, sino por falta de espacio físico. Tú puedes seguir el depósito actual hacia arriba mucho tiempo pero llega un momento en que es físicamente imposible. Hay varias presas sin usar.

-Hablemos de Corta Atalaya. Alegaciones al proyecto de explotación aluden su inundación.

-Corta Atalaya dejó de funcionar hace más de 20 años y es históricamente importante, pero no somos nosotros los culpables de que haya subido el agua. De hecho, la única posibilidad de que el agua no suba más, e incluso baje, es que el proyecto salga adelante, porque entonces habrá alguien que por puro sentido común y seguridad la bombeará y la mantendrá baja. No queremos que ese agua esté encima de nuestras cabezas. Desde el punto de vista de seguridad y de que se vea la corta, por tema visual, el proyecto es su única salvación.

-Pero, ¿será visible?

-El agua subirá algo más de lo que está ahora, pero la Corta Atalaya ahora mismo existe y lo que no se ve es la parte de mitad para abajo. A unos les gustará más y a otros menos, pero la corta no se la lleva nadie, no se destruye. Está sencillamente a un nivel más alto el agua, con lo cual no se ve el cono del fondo, nada más. Otra cosa importante es que cuando Cerro Colorado esté funcionando y esté acabado, desde el punto de vista patrimonial será bastante más importante que Corta Atalaya. Si se piensa que la corta es grande, Cerro Colorado lo va a ser cuatro veces más.

-¿No es peligrosa la inundación?

-Si tú tapas ciertos túneles -porque se nos exige que no soltemos agua al Tinto- se alcanza un modelo de equilibrio: el agua que le entra por arriba por lluvia menos el agua que se evapora dependiendo de la lámina de agua. Llega un momento en que es como un barreño, se estabiliza, ni sube ni baja porque hay más evaporación que precipitación. Eso es lo que hemos planteado en cuanto a preservación.

-Insisto, ¿eso es seguro?

-Corta Atalaya lleva más de 20 años parada. Tiene dos zonas, una con una roca muy importante que es la que más se ve, la más empinada, y que no tiene ningún peligro. En otra zona, la que es hacia Bellavista, hacia el sur, hay ciertas grietas que se desarrollaron al estar vacía por intento de derrumbe (la naturaleza tiende a volver a donde estaba). Nosotros las estamos controlando, tenemos un programa de control y esas grietas están absolutamente estabilizadas. No hay ningún tipo de movimiento.

-Si hubiera algún tipo de derrumbe, ¿qué harían?

-Lo lógico sería, en ese caso, como sucede con cualquier talud de una carretera, vaciar la corta y rellenarla de tierra en la parte del fondo y volver a poner agua, de forma que contrapusiese el peso del pie con un material que pesara. No vale hacer otra cosa. Pero vamos, nosotros lo más que podemos hacer es ayudar. Si no se pusiera la mina en marcha no habría posibilidades de que esto sucediese. Es la única que existe. Si no hay explotación, el agua saldrá de forma natural hacia el Odiel porque alguien tendría que pagar eso, o ¿va a estar la Administración bombeando constantemente y, sobre todo, tratando el agua?

-¿Van a retirar los residuos del Polo depositados en los 80?

-Los que se puedan retirar, se retirarán. Otros se podrán mezclar con los nuestros en un sitio plastificado y aislado. Y los que haya que llevar a un gestor, se llevarán. Se habla de los ácidos famosos débiles, que no dejan de ser un líquido de ácido mezclado con el ácido normal en la corta. Que me expliquen cómo se tratan, porque sencillamente está mezclado con el agua ahora mismo. En el caso del famoso Tioxide, lo que queda es el resto de haber tratado el ilmenita con ácido sulfúrico, que disuelve todo. Con lo cual, lo que tenemos ahí, si no lo ha disuelto el ácido sulfúrico, mucho no va a soltar. Queda un residuo que no es inerte, pero tampoco peligroso. Y desde luego no suelta mucho más ácido que lo que suelta la piedra natural que nos rodea por todos lados.

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