El Juzgado de lo Penal número 4 de Huelva ha condenado a A.C.B., vecino de Escacena del Campo, a 150 jornadas de trabajo en beneficio de la comunidad por un delito de maltrato animal por golpear, sin motivo alguno, con un palo de madera a un perro que encontró en la calle.

La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, recoge la conformidad con los hechos del acusado, al que condena en un principio a cinco meses de cárcel, pena sustituida por las jornadas de trabajo. Además, le impone el juez tres años de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con animales.

Los hechos por los que ha sido condenada esta persona tuvieron lugar el 8 de noviembre de 2011 cuando se encontró en la calle Rocío de Escacena con un perro abandonado de alrededor de ocho kilos. Sin causa alguna, el ahora condenado le golpeó varias veces en la cabeza con un palo de madera de medio metro de longitud. El animal sufrió traumatismo craneoencefálico y lesiones en el rostro y pérdida del ojo izquierdo.

Esta condenada se conoce después de que a mediados de mes agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), con base en Lepe detuviesen al dueño de un perro como presunto autor de un delito de maltrato animal, ya que lo amarró a una piedra para que muriera ahogado en la playa con la subida de la marea.

La detención se produjo tras una investigación iniciada cuando un ciudadano alertó a la Benemérita a través de su página web de que había visto en Facebook una fotografía de un perro muerto a orillas del mar, aportando el enlace en que había visto la escena. Así, le encargaron a los agentes del Seprona que realizaran comprobaciones y, al hacer un seguimiento de esta entrada en la citada red social, pudieron llegar hasta el presunto autor de los hechos.

Según pudieron comprobar en los distintos muros de Facebook consultados, las causas que guiaron al dueño del animal a matarle de esta manera es que no tenía dinero para sacrificarle por los medios legales, así que decidió dejar amarrado al animal a una gran piedra a orillas de las playas de Ayamonte para que la marea cuando subiera ahogara al perro.