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La tuberculosis bovina amenaza el equilibrio del Espacio Natural

  • Esta enfermedad afecta ya al 52% de los jabalíes, el 29% de los ciervos y al 15% de los gamos de la reserva protegida · Los ecologistas llevarán a Europa una cacería masiva propuesta por el CSIC

Cuando hace cinco años murió el lince 'Fermín' un gran revuelo se montó en el Parque Nacional de Doñana. El deceso del felino copó informativos, portadas de periódicos y a punto estuvo de traspasar la puerta de la prensa rosa. Solamente la falta de tertulianos expertos en necropsias animales obró el milagro de no indagar en la quizás licenciosa vida del esbelto animal.

Llamaron a los mejores 'detectives' para conocer a ciencia cierta las causas del inesperado fallecimiento y su cadáver fue depositado en la morgue de Doñana hasta que los expertos se pronunciaron: la muerte del lince de dos años de nombre 'Fermín' en las vísperas del día de los enamorados de 2003 se debió a "lesiones broncopulmonares que plenamente son compatibles con la tuberculosis". Era la sentencia de los científicos y no el texto de la esquela que daba cuenta de los pormenores de su óbito.

Ciego de un ojo y con un diez por ciento de visión en el otro había sido trasladado desde el centro de recuperación cordobés de Los Villares, donde se encontraba en perfecto estado, para liderar como macho el plan de cría en cautividad. Fue el final de la gran estrella fichada por el particular 'star sistem' de Doñana, donde a veces se confunde a los linces con el mirlo blanco o con el unicornio de los Nibelungos.

Pero como la investigación oficial culpó a la tuberculosis de la muerte de Fermín, los resortes administrativos, sustentados en una investigación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), confirmaron una alarmante prevalencia de este mal bovino en vertebrados de Doñana. Evidentemente aquello suponía una amenaza para el lince. Acto seguido se aconsejaba sanear la cabaña vacuna que pasta en Doñana y reducir drásticamente la población de jabalíes, ciervos y gamos. Algo así como matar la tuberculosis a cañonazos parodiando el dicho del 'matar moscas a cañonazos'.

La propuesta, lejos de dormir el sueño de los justos, ha sido oficializada ahora por un informe del CSIC que lleva firma de sobrenombre literario: Juan José Negro.

El investigador de la Estación Biológica de Doñana y su equipo concluye que la tuberculosis bovina afecta ya al 52% de los jabalíes, el 29% de los ciervos y al 15% de los gamos. Como la población de gamos se calcula en unos 900 ejemplares, la de ciervos en cerca de un millar y la de jabalíes en 1.700 individuos, la media de prevalencia de la tuberculosis bovina tendría una tasa de afectación del 37%. La enfermedad se transmite de unos cuadrúpedos a otros al compartir zonas comunes de bebederos y alimentos en épocas de sequía como la actual

La propuesta de eliminación drástica de la población de ungulados no ha sentado nada bien, en principio, a la dirección del Espacio Natural de Doñana. Juan Carlos Rubio recuerda que los problemas graves provocados por esta enfermedad se remontan a 1993, cuando se produjo una entrada masiva de ganado en el Parque y aún así "habría que establecer rotundamente si el contagio se produjo del ganado doméstico (caballos y vacas) al silvestre o viceversa".

Según Rubio, el proyecto de investigación presentado por encargo del Espacio Natural a la Estación Biológica trata de "analizar con detalle la dinámica de las poblaciones animales para así establecer medidas en su gestión".

De momento, los equipos de guarderías ya se encargan de eliminar casi medio millar de jabalíes en descastes controlados y el 'lanceo' de Hinojos (muerte del jabalí a la antigua usanza) es, según Rubio, "meramente testimonial".

A la prevalencia de la tuberculosis en las poblaciones de ciervos y jabalíes hay que añadir la afectación de la cabaña doméstica, un 2% en vacas y yeguas.

Juan Carlos Rubio no comparte a priori "erradicaciones masivas" tal y como propone el CSIC, sino que opta primero por el "mejor conocimiento de las poblaciones". El animal silvestre juega un papel fundamental y su eliminación masiva, resalta, puede ser "contraproducente". Hay que tener en cuenta que la desaparición simultánea, y la caza lo es, de los herbívoros de gran tamaño puede tener efectos inmediatos en la vegetación de Doñana, que podría crecer descontroladamente.

Respecto al peligro que corre el lince, Juan Carlos Rubio prefiere diligencia a la hora de retirar cadáveres de ungulados para evitar que "circunstancialmente el contagio se realice por la ingesta de carroña" y recuerda que hasta ahora sólo ha habido un caso de contagio felino.

La sentencia del CSIC que 'condena' a los ungulados por ser portadores y transmisores de la tuberculosis bovina levanta también suspicacias conservacionistas.

El miembro de Ecologistas en Acción en la Consejo de Participación, Juan Romero, recuerda que esta enfermedad es un mal endémico de Doñana y afecta a la fauna desde hace cuarenta años. Romero comenta que fue en tiempos de la ministra de Medio Ambiente Isabel Tocino cuando se activaron todas las alarmas y ya se empezó a decir que compartir las aguas era una política suicida para el lince. "Se hablaba ya de una prevalencia de hasta el 70% de la enfermedad en ungulados", comenta.

Romero asegura que para hacer frente al problema se acordó una campaña de saneamiento, el control del ganado doméstico que pasta en la Reserva y hasta la instalación de un horno crematorio para actuar con rapidez y eliminar a los animales infectados. Casi una década después los "incumplimientos son manifiestos" y no hay ni tan siquiera un horno crematorio. Según el portavoz ecologista la propuesta de sacrificar masivamente animales no sólo es "tremendista" sino que da una imagen "catastrófica".

Los ecologistas apuestan por controlar aleatoriamente a la fauna, sacrificar a los afectados pero siempre "con la utilización de métodos blandos". "Cazar y dar tiros no son soluciones dignas para un Parque Natural", asegura y advierte que "se movilizaría media Europa ante un acto cruel que no tiene sentido en un espacio protegido como Doñana".

Por otro lado, un trabajo de la Universidad de Murcia concluye que el hecho de que apareciera un lince muerto en Doñana era de esperar porque "al ser una enfermedad endémica del Parque se ha incluido en la dinámica poblacional de las distintas especies".

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