No levantan aún ni medio metro del suelo y ya son el centro de todos los flashes y los comentarios de la prensa del corazón. Las infantas Leonor y Sofía, en la tradicional misa del Domingo de Resurrección celebrada en Palma de Mallorca, acaparan esta semana las portadas de casi todas las revistas. Que si los trajecitos y las chaquetitas de punto de color azul conforman unos modelos oficiales sí, pero demasiado clásicos. Que si lo mucho que ha crecido la pequeña Sofía desde el último christmas de Navidad. Que si la Casa Real debiera pensar en mostrarlas más porque, si no, la próxima vez que veamos a Leonor quizás sea con el traje de primera comunión. Exageraciones y salidas de contexto de todo tipo las que se han escuchado en televisión. Y, quizás, demasiadas páginas en las publicaciones escritas para unas niñas que aún no levantan ni medio metro del suelo. Son dos infantas de España y, si la Constitución se modificara en un futuro -como cabe esperar-, la mayor será, además, la Reina de este país en un futuro. De ahí la importancia periodística de las fotos y el tratamiento informativo de los medios. No obstante, dedicar líneas y más líneas a analizar pormenores de su atuendo y saludos con la 'manita', raya en la ridiculez más espantosa. Si alguien sale en defensa de su niñez y de su derecho a crecer y a educarse de la forma más normal posible son sus propios padres ya. Por eso no las muestran más. Por eso no son monos de circo. Hay que intentar respetar su ingenuidad y no terminar creando productos mediáticos, pobres niñas infantas que terminen de adolescentes haciendo comentarios racistas o viéndose fotografiadas borrachas en algún bar, tipo realeza inglesa. Que esto no ocurra con Leonor y Sofía.