Crónica urbana

El día que nevó en Huelva

  • 2 de febrero de 1954: en una extraña euforia, la ciudad vivió una tregua de realismo mágico, tres horas bajo la nieve l Lopa Garrocho lo rememora en la obra que acaba de presentar, 'Las caras de Huelva'

LOS amantes de La vida es bella se toparon en 2005 con otra joya cinematográfica de Roberto Benigni, El tigre y la nieve, que en estas circunstancias nos sirve para abrir la puerta a otra suerte de realismo mágico, el de la naturaleza a pie de calle, la euforia poética de un invierno cualquiera.

Tan cerca y tan lejos estaba ayer esa impronta de nuestra capital, que la sugestión se fue dividiendo entre los recuerdos del año 54 y la imaginación de las generaciones que se perdieron aquellas tres horas históricas. Tenemos la máquina del tiempo en la hemeroteca y las voces de la memoria, engrosadas desde hace unos días con las páginas de Diego Lopa Garrocho, el libro Las caras de Huelva que el autor presentó hace unos días de la mano de la Universidad. En primera persona rememora el escritor la ciudad de los cincuenta y los sesenta, las plazas, comercios, personajes, y el patrimonio invisible de los recuerdos que marcaron el despertar de aquella urbe de cines de verano, las tascas, los bares y la "zona prohibida" de los cabarets. El día que nevó en Huelva ocupa capítulo aparte en este bosquejo autobiográfico, en el que Lopa Garrocho refresca la estampa que vió en el camino del colegio a casa de la abuela María en la Vega Larga, en el vapuleo del frío más intenso, incrédulos todos, bendecidos por una estrella fugaz: "ESTABA NEVANDO. La gente salía a las puertas de las casas, oscurecía rápidamente y me es difícil explicar la sensación de novedad y de ilusionante alegría que invadía a todo el mundo".

Un retrato impresionista, que evoca la Plaza de Las Monjas y el Velódromo como pistas de patinaje, un pastel de nata la Fuente Magna; el Barrio Obrero, un cuento de Andersen. En el corralón junto al garaje San Antonio los chiquillos hicieron un enorme muñeco de nieve y todos los rincones se reinventaron hasta que las calles tornaron por la noche al color de todos los días, se acabó la tregua. Los niños volvieron al colegio.

Seguimos en la multiperspectiva, desempolvando ahora el antiguo Odiel: Nieva en Huelva -rezaba al día siguiente el titular del periódico (3-2-1954)- "La capital onubense quedó cubierta al igual que la provincia e incomunicada telefónicamente con el resto de España […] A las seis de la tarde comenzaron los primeros copos […] Ni que decir tiene que el insólito acontecimiento tuvo inmediatamente sus espectadores: unos se trasladaron hacia los alrededores del Conquero, donde el panorama ofrecía un aspecto magnífico, otros se trasladaron hacia los alrededores del edificio del Seguro de enfermedad, y otros se trasladaron a sus azoteas. A los niños se les asomó a los balcones, y se les enseñó el arte de la bola de nieve, que luego se practicó a conciencia en la Plaza de Las Monjas (…) Tampoco faltaron las correspondientes batallas por la calle Concepción y todos los puntos de la ciudad donde se prestaba al deporte del pelotazo".

Cuentan que este tipo de nevadas tienen un periodo de retorno medio de 50 años. Al Norte de la ciudad de Huelva cayó algo de aguanieve en enero de 2006. De forma inaudita estuvo lloviendo con fuerza a 3 grados. Según los expertos, entradas tan frías procedentes del Este europeo -como la que se produjo hace 56 años- suelen registrarse una o dos veces al año. "El problema para ver la nieve en Huelva es que tiene que coincidir con una borrasca atlántica que se sitúe de forma precisa para que no expulse el aire frío y eso fue lo que pasó en 1954. Es como jugar a la lotería, existen muy pocas posibilidades entre un millón". Así lo expone el autor de la página web MeteoHuelva en uno de los blogs más populares de la ciudad (http://lahuelvacateta.wordpress.com), del que el alcalde tuvo noticia estas navidades cuando se le pidió masivamente la designación de Mustafá Gadiaga como Rey Baltasar 2009. En este foro, la entrada La nevada del 54 hace un interesante análisis científico de aquella casualidad.

Leyendas de la memoria.

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