Huelva

"Yo era de los que se arrancaban a cantar fandangos antes de dedicarme a la lírica"

  • Esta noche (21.00 horas), la platea del Gran Teatro asistirá a un espectáculo inolvidable: 'Los mejores momentos de Carmen', un recital en el que también participará el Coro Lírico de Huelva

Conserva su sencillez y su amor por esta tierra. Su voz cándida y potente enamorará esta noche, disfrazada de Don Juan, no sólo a la Carmen de Bizet, sino a todos los onubenses .

-Ha recorrido escenarios importantes, pero imagino que el del Gran Teatro tendrá un sabor especial.

-Siempre. Sobre todo porque la gente a la que le gusta y que no puede verte fuera, tiene la oportunidad de disfrutarlo.

-Ahora regresa con un concierto que recoge los mejores momentos de la 'Carmen' de Bizet, a tres voces y piano.

-Haremos lo más significativo, musicalmente hablando, de la ópera. Serán arias y dúos sólo contando con Carmen (Juana Castillo), Don José (Guillermo Orozco) y Escamillo (Luis Cansino). Al piano estará Ángel Andrés y vamos a contar con el Coro Lírico de Huelva. Es una forma de recorar la ópera.

-Dicen que hace una interpretación impecable de Don José.

-Gracias. Este personaje es difícil, porque en la voz hay muchos matices y el personaje es muy fluctuante. Lo mismo es valiente que cobarde, está enamorado o celoso. Tiene una personalidad poco firme.

-Y eso da más juego a la hora de interpretar.

-Claro, claro.

-¿Tiene usted algo del personaje?

-Por supuesto, algo tiene de mí, puesto que soy yo el que se pone en su piel. De todos los personajes que he cantado, siempre tengo algo en lo amoroso, en lo heróico, en lo guerrero...

-¿Ha aprendido algo de él?

-Sí, pero más que para la vida, he aprendido de él en el mundo teatral. Al ser un personaje que cambia, me ha servido para ser mejor actor. Requiere una buena interpretación, porque si no, no es suficiente para que llegue al espectador.

-Cosecha usted más de doce premios internacionales. ¿A cuál de ellos le guarda un cariño especial?

-Hay varios: el primero que gané en 1994 en Logroño, el Premio José Carreras al Mejor Tenor y el último que he recibido, en el concurso Pedro Lavirgen, mi maestro.

-¿Qué significó para usted aprender al lado de Lavirgen?

-Todo, porque me enseñó todo lo que sé. Gracias a él he podido hacer una carrera. El mundo del canto es difícil y por muchas cualidades que uno tenga, si no tiene un buen guía, es difícil llegar a algo. Hay que tener en cuenta que Pedro Lavirgen es uno de los tenores más importantes de la historia y ha sido uno de los mejores Don José que ha habido. Aparte de sacar lo mejor de mí, su forma de ser y de tratarme me ha servido para mi vida.

-A sortear los escollos de la vida del cantante.

-Que no es nada fácil. Te debes al público y hay que saber estar ahí. He aprendido a llevar mi vida cotidiana al mundo de la canción, a ser el mismo en la vida que sobre el escenario.

-¿Y cómo es usted en el diario?

-Un tío muy normal. Siempre estoy aprendiendo para crecer como artista. Hace cuatro años me vine a vivir a la Sierra de Huelva, a una aldea que está entre Almonaster y Cortegana, donde lo único que hay son encinas, gatos y tranquilidad. Era el sueño de mi vida, y si no cantara, viviría y trabajaría aquí de cualquier cosa. No me gusta vivir en una ciudad, no cambio vivir en la ciudad por vivir en el campo.

-¿Cuándo nació su amor por la música?

-Cuando era pequeño. Con ocho años ya tocaba la guitarra que me regalaron. En la adolescencia me di cuenta de que me atraía cada vez más el mundo de la música.

-¿Siempre por el camino de la lírica?

-No, no, no, qué va. Yo era de los que se arrancaba en las reuniones a tocar la guitarra y cantar fandangos y sevillanas. A los 19 años decidí que quería estudiar Canto y me fui a Madrid. En 1994 decidí que me dedicaba a la lírica, sí o sí, año en que conocí a Pedro Lavirgen. Antes estaba vacilando de un sitio a otro. Hasta entonces, lo mismo cantaba lírica que canción ligera o daba un concierto con mis propias canciones, que también compongo.

-Incluso llegó a participar en el Festival de la Canción de Benidorm.

-Efectivamente, estuve en la final de Benidorm cuando se repuso, en 1993. Canté una canción mía, que se llamaba 'La dama errante'. Yo ya había estudiado Canto entonces, pero estaba indefinido en el mundo de la música y eso no era bueno, porque entonces al final no eres nada.

-¿Sigue componiendo y cantando otro tipo de música?

-Claro, pero ahora utilizo toda la técnica que he aprendido. Sigo grabando mis canciones y algún día me gustaría grabar un disco con las canciones con las que yo empecé, después de 15 años como profesional en la lírica.

-¿Se siente profeta en su tierra?

-Ahora sí, antes no. Y lo triste de todo esto es que cuando uno empieza es cuando más lo necesita. Cuando yo empecé, Huelva no tenía ni conservatorio y a día de hoy tampoco, hay Canto para los que tengan esa inquietud, que yo sepa. De todos modos, los onubenses me siguen y eso es importante.

-¿Qué diferencial al público de Huelva del resto?

-Que es muy agradecido.

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