Huelva

Presos históricos de ETA abogaron por el fin de las armas antes de los atentados

  • Una carta que plantea el fin de la lucha armada y la negociación divide al colectivo de presos etarras · La misiva fue dirigida en la cárcel de Huelva a Antonio Troitiño, que la puso en circulación

Las diferencias en el colectivo de presos de ETA ha vuelto a ponerse en evidencia. Antes que la banda cometiera los últimos atentados (la pasada semana), en la práctica totalidad de las cárceles del país, incluido el centro penitenciario de Huelva (en el que cumplen condena trece miembros de la banda), se puso en circulación una carta que plantea de nuevo a los presos etarras el fin de la lucha armada, como ya ocurriera hace algunos meses y, más atrás en el tiempo, en el verano de 2004.

La misiva ha abierto igualmente la brecha en la penitenciaría onubense, donde se han detectado claramente las posiciones de los terroristas. En Huelva, la carta llegó a nombre de Antonio Troitiño Arranz, miembro del comando Madrid y hermano de Domingo Troitiño, responsable del atentado de Hipercor de Barcelona que se cobró la vida de 21 personas en 1987, y condenado también por participar, un año antes, en otro atentado en la Plaza de la República Dominicana de Madrid en el que murieron 12 guardias civiles.

Troitiño se ha encargado de difundirla entre el colectivo de presos etarras en Huelva, y el régimen al que están sometidos los miembros de la banda en las cárceles ha permitido a Instituciones Penitenciarias no sólo detectar los movimientos sino conocer las posiciones que los terroristas han adoptado ante la propuesta replantear objetivos ante una guerra que los autores de la carta consideran perdida.

El receptor del escrito en la macrocárcel de Huelva es el que, según fuentes consultadas por este diario, se ha mostrado más receptivo al mensaje y ha expresado su conformidad en buscar salida a través de la negociación "tras 50 años de guerra y más de 800 muertos".

Troitiño no ha sido el único que se ha situado con claridad contra de la lucha armada. Otro histórico de la banda, Ignacio Bilbao Beaskoetxea, conocido como 'Iñaki de Lemona', que en 1992 se tuvo encargo de reorganizar la dirección de ETA, se ha decantado igualmente por este mismo camino y no es la primera vez que toma esta posición. Iñaki de Lemona es uno de los etarras que, cumpliendo ya condena, enviaron en agosto de 2004 una carta a la dirección de la banda terrorista pidiendo el abandono de las armas.

Las adhesiones, siempre verbales, al planteamiento que se hace en la misiva llegan de etarras con muchos años de condenas a sus espaldas. Es el caso también de Jesús María Zabarte Arregui, conocido como 'el carnicero de Mondragón' tras su paso por el comando Donosti, condenado a 615 años de prisión por sus imputaciones en 20 atentados y 17 asesinatos. 'El carnicero de Mondragón', situado históricamente en el ala radical de la banda, es uno de los presos más antiguos de ETA e incluso sonó como uno de los posibles interlocutores de los terroristas con el Gobierno para hipotéticos procesos de negociación.

El resto de los presos etarras internados en la cárcel onubense no han emitido un pronunciamiento claro en esta especie de sondeo clandestino que la banda ha realizado entre el colectivo de presos y parecen estar a la espera de lo que suceda en el País Vasco y de las directrices que se les marquen desde arriba.

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