Huelva

Gorros, abanicos y 'selfies' junto a Colón

  • El sol y el calor no dieron tregua a los 2.600 pasajeros que ayer desembarcaron en el Puerto onubense Distinta repercusión en los escasos comercios que abrieron en la capital

El calor no dio tregua ayer a los turistas que, de la mano del buque Koningsdam, llegaban al Puerto de Huelva para conocer los encantos de esta tierra. El sol de justicia que recordaba a los cálidos días de este verano dejaba estampas de turistas que hacían frente a las altas temperaturas con sombreros o gorros, abanicos, botellas de agua e incluso una cerveza bien fresquita ya al mediodía. Al igual que ha ocurrido con la llegada de otros buques de cruceros, el domingo se animaba con la presencia de distintos grupos de turistas que, mapa en mano, buscaban los elementos más singulares de la capital y se hacían selfies en el monumento a Cristóbal Colón.

La llegada de este barco, de la compañía Holland América, había suscitado una gran expectación, ya que es el de mayor envergadura de los que ha recibido hasta ahora el Puerto de Huelva, con unos 2.600 pasajeros y casi 1.000 tripulantes a bordo. De hecho, desde esta entidad se pedía esta semana colaboración a la ciudad para se diera el mejor trato posible a estos turistas. El objetivo es que éstos efectúen una óptima valoración del destino, de forma que la naviera repita la escala. Los cruceristas fueron recibidos por el grupo de teatro Alota del Tinto y una venenciadora con vinos de la Denominación de Origen Condado de Huelva.

Muchos de ellos optaron por pasear por las calles del centro de la capital y visitar los principales atractivos turísticos de la ciudad, mientras que otros contrataron excursiones para visitar Huelva y sus tapas de forma panorámica, los Lugares Colombinos, Doñana y El Rocío, Minas de Riotinto, distintas bodegas de vino y brandy del Condado de Huelva o Sevilla.

La presencia de estos visitantes se notaba especialmente en los bares y restaurantes del centro de la capital, donde muchos de ellos decidían descansar un rato de los largos paseos por la ciudad para tomar un café, una cerveza o probar la excelente gastronomía onubense. En establecimientos como La Plazuela, en la Plaza de las Monjas, su presencia era constante, como suele ocurrir cada vez que llega un crucero. En cuanto a los comercios del centro, la gran mayoría permanecieron cerrados (como es habitual un domingo), aunque algunos sí decidieron abrir con motivo de la llegada de los turistas. Los resultados son desiguales, según el tipo de negocio y la calle en la que están ubicados. Por ejemplo, dos establecimientos de la calle Rábida indicaron que los cruceristas casi no habían pasado por la zona, por lo que no lograron más ventas, mientras que algunos comercios de las calles Arquitecto Pérez Carasa y Berdigón (como una juguetería y una tienda de complementos) sí consiguieron una mayor afluencia. No obstante, todos insistieron en que sería interesante que abrieran un mayor número de tiendas, ya que eso animaría las compras.

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