Nunca hay que ponerle puertas al campo, pero muchas veces es la mejor solución. Y esa es la que se pensó para los terrenos que hay junto al Seminario, parcelas olvidadas por la crisis inmobiliaria, comidas por las malas hierbas, pero con un valor arqueológico incalculable. Pero casi medio año después de que sufrieran destrozos irreparables, ese arreglo está todavía a medias. Y aún no se sabe cuándo se completará en su totalidad, a falta de que los propietarios privados atiendan las exigencias del Ayuntamiento.

Ya lo dijeron los propios arqueólogos hace unos meses: el vallado no es el remedio definitivo pero ayudará bastante. De hecho por ahí iba la primera pregunta que se hicieron muchos al conocer el movimiento de tierras que afectó en enero a cinco parcelas del sector B-3 de la Zona Arqueológica de Huelva: ¿Por qué no estaban cerradas y eran accesibles para cualquiera? Los expertos ya habían advertido que sería necesario que se vallaran para evitar posibles daños en el terreno, con restos materiales, en muchos casos, al alcance, casi en la superficie.

El Pleno municipal aprobó el 27 de enero pasado, por unanimidad, una moción presentada por Ciudadanos con la que, en su primer punto, se obligaba "a los propietarios de las parcelas susceptibles de contener restos arqueológicos en la ciudad a vallar y vigilar las mismas para que no se puedan producir nuevos daños".

El Ayuntamiento de Huelva y la Consejería de Cultura empezaron a trabajar conjuntamente en este sentido. No en toda la capital, sí en el Seminario. Sobre todo para que las parcelas afectadas por el primer expolio se cerraran para evitar la entrada de nueva maquinaria y acciones adicionales en perjuicio mayor de los restos.

En total, en las parcelas de toda la zona -sector B-3 arqueológico, Plan Parcial 8 urbanístico- hay registrados nueve propietarios, según fuentes municipales, dos de ellos públicos: el propio Ayuntamiento y la Junta de Andalucía. Los otros siete son particulares, como las dos empresas titulares de aquellas cinco parcelas que sufrieron el movimiento de tierras de Navidades. Y, claro, esos fueron los primeros terrenos en ser vallados por vía de urgencia.

Ahora en esa gran manzana son visibles los distintos tiempos de la actuación. El cerramiento del perímetro es intermitente, según la titularidad de las parcelas que corresponde a cada tramo de acera. Y los solares quedan, así, accesibles para que cualquiera vuelva a entrar en ellos.

Queda pendiente que los propietarios respondan al mandato municipal. El Ayuntamiento ha tramitado los requerimientos para que se proceda al vallado de todos los terrenos, pero algunas notificaciones se han perdido en el limbo por la situación jurídica en la que se encuentran algunas empresas inmobiliarias implicadas.

Todo depende del curso administrativo establecido, al que seguirá una respuesta probablemente de oficio, no confirmada por fuentes municipales, pero que podría acabar con una actuación final realizada por el propio Consistorio.

Este apremio municipal viene también con la espoleta que supuso un nuevo movimiento de tierras, la segunda semana de abril, en sendas parcelas públicas. De nuevo los dos terrenos afectados fueron de atención prioritaria, en este caso por sus propietarios, Ayuntamiento y Junta de Andalucía. Aunque desde el Gobierno local se dio el paso definitivo el pasado 16 de mayo -cuatro meses después de que se denunciara el primer expolio en este yacimiento- con el comienzo del cerramiento de todas las parcelas municipales.

Según informó el Ayuntamiento entonces, se está cubriendo un perímetro de 2,5 kilómetros con vallas de 2 metros de altura en las que se colocará cartelería alusiva a la importancia del yacimiento y a la titularidad municipal de los terrenos. Ayer mismo seguían trabajando los operarios en las parcelas más próximas al hospital Juan Ramón Jiménez, en unas obras que tienen previsto un plazo de ejecución de un mes.

Sí ha cumplido ya totalmente la Junta con sus terrenos. El miércoles informó de la finalización de los trabajos de cerramiento de las cinco parcelas que tiene la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) en este sector, con una superficie de 16.000 m2 y 750 metros de perímetro, más tareas de desbroce y limpieza.

Las administraciones han cumplido con su parte pero ahora deben quedar vigilantes para que lo hagan los particulares. Todo por evitar un nuevo expolio.