Nuestra Señora de la Caridad procesionó ayer por las calles de su feligresía como broche de oro a los actos preparados este año para conmemorar el 25 aniversario de su bendición. El recorrido de la procesión comenzó en la Parroquia de Santa María Madre de la Iglesia para continuar por Cristo de la Fe, calle Alosno, José Fariñas, Palomeque, Pío XII, Palomeque, Palmera Antigua, Virgen de Guadalupe, Manuel Sánchez, Nicolás Orta, Pastillo, San Marcos, Cristo de la Fe y terminar de nuevo en la Parroquia.

La imagen estuvo acompañada en todo momento por el cariño de sus fieles, que no quisieron perderse este evento especial. La procesión pone fin a los numerosos actos programados por la Hermandad de la Fe este año para conmemorar el 25 aniversario de la bendición de la imagen. Durante el recorrido, se tocaron además las tres nuevas marchas dedicadas a la Virgen presentadas el 18 de septiembre en el Gran Teatro.

El hermano mayor de La Fe, Manuel Quesada, subrayó la elevada participación tanto de los hermanos como de los fieles en los actos programados a lo largo de todo este año y recordó que el barrio "siempre nos arropa en todo lo que hacemos".

Los actos especiales comenzaron en enero -mes en el que se cumplían los 25 años- con un triduo extraordinario en honor a la Virgen y, posteriormente, la función solemne de aniversario de la bendición. Tras esto, ha habido otros eventos como charlas-coloquio y una muestra de fotos. Ya en el mes de septiembre se celebró el concierto de presentación de las nuevas marchas dedicadas a la dolorosa y, una semana más tarde, se realizó el traslado de la imagen a la Casa Hermandad del Rocío de Huelva, donde ha permanecido unos días en solemne besamanos. Allí se celebró también el día 2 de octubre una Misa de Hermanamiento entre las dos corporaciones, tras la cual se produjo el regreso de la Virgen de la Caridad a su templo.

Nuestra Señora de la Caridad fue bendecida el día 13 de enero del año 1990, en solemne Eucaristía, siendo la madrina en dicha ceremonia Concepción Spínola, esposa de Miguel Báez Espuny, Litri, que regaló un alfiler de oro para que lo luciera la Virgen en sus salidas procesionales. La dolorosa es obra del imaginero onubense José Méndez González, que fue alumno de León Ortega.