La organización de viajes promovidos por particulares o colectivos sin respaldo legal alguno constituyen un riesgo tanto para las personas que lo promueven como para quienes los "contratan". Lo que a simple vista puede parecer una jornada de ocio a buen precio, tiene detrás un riesgo añadido en cuanto a que no se cumple con las normas que regulan este tipo de servicios, de tal forma que cualquier tipo de viaje combinado que no esté avalado en su organización por una agencia de viaje autorizada es del todo ilegal y no ofrece al viajero seguridad alguna ante cualquier incidencia que se pueda producir a lo largo del trayecto. Como dato significativo, se ha detectado que la mayoría de estos viajes carecen del seguro obligatorio que se le exige a las agencias para la prestación de un servicio de esa naturaleza. Estas practicas están teniendo, además, repercusiones negativas tanto en el sector de las agencias de viajes como en el del transporte por carretera, ya que constituyen una competencia desleal para ambos sectores. En este sentido las Asociaciones de Agencias de Viajes y de Transporte por Carretera han mantenido un encuentro que ha tenido como objetivo analizar estos prejuicios y acabar con estas prácticas denunciando los casos que se conozcan, y solicitando a la administración tutelante que actúe convenientemente y conforme a la Ley.

Los casos son fácilmente detectables, pues están ante los ojos de cualquiera que pasee por las calles donde las farolas y fachadas soportan carteles anunciando viajes y excursiones que no tienen garantía. Para suplir esta carencia algunas agencias de viajes se han decidido a prestar cobertura aseguradora aunque no hayan gestionado el combinado o viaje en cuestión.

El sector del transporte colaborará con las agencias de viajes recomendando a sus asociados que cualquier contratación de ese tipo se realice con verificación previamente de quién la promueve, a fin de evitar a una práctica del todo ilegal. También se ha analizado otra práctica ilegal como lo es la prestación regular de servicios de transporte (taxis y autobuses ilegales) que históricamente vienen soportando los transportistas sin que hasta el momento se haya actuado con rigor por parte de las administraciones para controlar este fenómeno que a parte de perjudicar al sector de los taxistas, también hace un flaco favor al sector turístico pues daña la imagen e introduce factores de riesgo para los usurarios pues no tienen garantía en caso de cualquier incidente.