María josefa martín. directora y profesora del IES San Miguel de Jabugo

"Los alumnos no son papeles, son una materia prima muy especial"

  • La docente recibe el sábado la Medalla de Andalucía por su defensa de la educación pública rural y de la igualdad de oportunidades. La integración en la escuela del colectivo gitano, entre sus logros.

Recibió la noticia "con una sorpresa enorme" y "con mucha alegría", aunque asegura que la Medalla de Andalucía que le ha concedido la Junta de Andalucía no es un premio personal. Porque, aunque María Josefa Martín Pérez, directora y profesora del IES San Miguel de Jabugo, reconoce que ha trabajado "muchísimos años" y que ha gestionado numerosos proyectos, tiene claro que no podía haberlo hecho sin tener a su lado "a maestros y profesores" que siempre la han apoyado. Además de mencionar a claustros enteros, María Josefa -que dedica el reconocimiento "a todo el pueblo de Jabugo"- no se olvida de que ha "trabajado mano a mano con un alcalde y unos concejales que han estado a la vez mía", y también tiene palabras de agradecimiento para la Administración, tanto en Huelva como en Sevilla.

-Empezó en el año 67, de modo que ha vivido la evolución de la enseñanza desde el franquismo hasta la actualidad, pasando por la Transición. ¿Cómo era la enseñanza hace 40 años?

-Los maestros teníamos una pizarra y una tiza, y los alumnos tenían un libro. Les transmitíamos lo que sabíamos. Después hubo una época muy ilusionante, que fue la de la Transición, en la que los maestros nos implicamos en muchas cosas, en proyectos nuevos de innovación y en cambios metodológicos. En esta zona intentamos conseguir que el alumnado de los núcleos rurales de Jabugo y sus municipios adquirieran una serie de competencias que les permitieran acceder a estudios universitarios o a prepararse algunas especialidades de FP. Y la mayoría accedió a la Universidad.

-Y entonces llegó la ESO.

-Sí, y me propusieron crear y gestionar un instituto desde la nada. Una serie de personas ayudaron a su puesta en marcha y en la actualidad es un buen edificio, dispone de medios y de proyectos muy buenos. Fue de los primeros centros TIC de la zona y es centro bilingüe junto con el de Aracena. Se trata de una pequeña joya en la Sierra, donde intentamos que la educación pública tenga la misma calidad que en el mejor centro privado de Andalucía.

-¿A día de hoy no existe esa brecha?

-Los centros educativos públicos quizá tengan más medios que cualquier centro privado y el profesorado tiene una preparación excelente. Lo único que tenemos que conseguir es que el alumnado esté motivado y que sus padres estén dispuestos también a hacer sacrificios en esta última etapa. Ha sido fácil que los alumnos hayan podido acceder a becas de estudios universitarios y la verdad es que muchos han salido preparados. Pero hoy día, con el cambio de enseñanzas y los recortes en becas no sabemos cómo se les va a poner de difícil. Quizás lleguen a la época en la que yo empecé a estudiar.

-¿Cree, entonces, que corren malos tiempos para la educación?

-No parece que sean muy buenos.

-En todos sus años de docencia, ¿cuál ha sido el momento más difícil?

-Yo no veo momentos difíciles. Siempre he tenido la idea de que hay que trabajar por el alumnado y de que cada día es como el primero. Hay que hacerlo con la misma ilusión siempre, sin mirar el reloj ni pensar qué tiempo queda para terminar o para que lleguen las vacaciones. Hay que tratar de transmitir al alumnado, de la mejor manera que podamos, todos los conocimientos que tenemos para conseguir que salgan bien preparados. Lo hacemos con errores, que también los tenemos. Ninguno somos perfectos.

-¿Cómo se motiva al alumnado?

-Haciendo la enseñanza lo más atractiva y participativa posible. Los profesores no debemos ser doctores honoris causa que exponen sus temas para que ellos aprendan. Debemos ser un poco observadores, una especie de guías del trabajo que van haciendo. Pero ellos deben ir descubriendo la educación. Como en el Renacimiento, cuando el mundo progresó por la curiosidad que tenían unas personas. Si hacemos que nuestros alumnos sientan curiosidad por saber más, tendrán ganas de aprender. Pero si lo que hacemos es ponerles cuatro ejercicios, lógicamente no van a tirar hacia adelante. En la enseñanza tiene que haber autocrítica. Sin ella, es imposible que mejoremos y cambiemos lo que no está bien.

-¿Cuál es la mayor satisfacción cuando acaba un día de trabajo?

-Terminas satisfecha cuando ves que tus conocimientos llegan a los alumnos, que lo han asimilado, que han trabajado a gusto y que ese trabajo que tú has hecho ha tenido un resultado bueno. También hay otros momentos en los que te das cuenta de que algo que has hecho no ha estado bien, y entonces optas por comenzar de otra manera al día siguiente, con un cambio metodológico.

-Usted puso en marcha una experiencia piloto para la incorporación de los niños gitanos al colegio y otros con especiales necesidades educativas y problemas de aprendizaje. ¿Qué le parece la medida anunciada por el Ministerio de Educación de facilitar prácticas para que recién egresados realicen actividades de apoyo a la enseñanza en centros con especiales dificultades?

-No he analizado la medida a fondo y no sé exactamente a qué va referida, pero considero que todo el dinero que se invierta en educación es poco, ya que repercutirá en una mejor calidad de la enseñanza. Pero también digo que las personas que se dediquen a la enseñanza, igual que las que se dedican a la medicina, tienen que ser personas que se impliquen y a las que les guste su labor. Trabajar por trabajar no puede ser porque los alumnos no son papeles. Son una materia prima con la que trabajamos muy especial, cada uno con unas características muy diferentes. En educación no puede estar la masa que no cabe en otro sitio en cuanto a profesorado. Deben estar los mejores y, si además de eso, hay personal de apoyo para niños con necesidades especiales, ese personal debe tener una preparación para eso. Todo lo que se invierta en educación es bueno, pero con parches no se solucionan los problemas educativos que pueda haber.

-¿Qué le pareció la implantación de Educación para la Ciudadanía y su posterior retirada por la Lomce?

-Depende de cómo los profesores la tomen. Educar para que los alumnos sean buenos ciudadanos no es malo. Por intereses políticos, le dieron una importancia que no tenía y dijeron que era una defensa del mundo gay y de ciertos valores. Pero el ser buenos ciudadanos y el luchar por la igualdad de hombres y mujeres es perfecto.

-¿Qué opina del decreto de reordenación de estudios universitarios, que permite a las universidades elegir la fórmula que prefieran: 4+1 (4 años de carrera y uno de máster), 3+2 o cualquiera que sume 300 créditos ECTS?

-Creo que las carreras de tres años serán muy light porque no dará tiempo a que haya una gran preparación y que habrá licenciaturas de primera y de segunda. Si la reordenación fuera acompañada de una política de becas importante y de dinero, entonces daría igual el 3+1, o el 3+2. Pero como no va a ser así, el que tenga más medios tendrá el 3+2 y el que menos el 3+1 y habrá algunos que no puedan llegar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios