Huelva

Cuenta atrás para las balsas de fosfoyeso

  • Fertiberia está a punto de culminar la retirada del agua superficial El siguiente paso depende del dictamen del Ministerio de Medio Ambiente y la Junta

Casi medio siglo después de iniciar los depósitos de fosfoyeso en las marismas del Tinto, las balsas creadas para el apilamiento de este residuo quedarán completamente secas este verano. Fertiberia prosigue con su plan de eliminación de aguas como paso previo imprescindible para la ejecución de cualquier proyecto de restauración, a la espera de que los gobiernos central y autonómico den luz verde a la propuesta presentada; cuando finalice el proceso de evaporación de las aguas que aún quedan sobre los apilamientos habrán sido eliminados 3,7 millones de metros cúbicos de líquido.

Eso ocurrirá en los próximos meses según los cálculos de la empresa. En la actualidad hay alrededor de medio millón de metros cúbicos de agua en las balsas activas, procedentes de las lluvias de este otoño e invierno, que se espera eliminar en verano. Es el último paso de un proceso que empezó en 2011, con la puesta en marcha de una planta de tratamiento construida ad hoc en las instalaciones de Fertiberia con una fuerte inversión de 7 millones de euros. El objetivo de esta planta era depurar las aguas empleadas en el proceso de depósito del fosfoyeso, el residuo resultante de la fabricación de ácido fosfórico partiendo de roca fosfórica y ácido sulfúrico. El yeso era trasladado desde la factoría a las balsas diluido en agua y depositado en ellas y esa misma agua emprendía el camino de regreso para volver a ser utilizada, en un circuito cerrado. La retirada de ese líquido se hizo en parte con la planta de tratamiento, que dejó de funcionar el pasado año y está en stand by pero otra buena parte se ha ido evaporando en mini balsas o salinas, dejando los contaminantes sobre ellas en un proceso más natural.

Así desaparecieron casi la totalidad de los 3,7 millones de metros cúbicos de agua que había. Antes de comenzar el otoño, en el conjunto de balsas activas, de evaporación y canales quedaban sólo 180.000 metros cúbicos de agua, que han aumentado con las lluvias. El medio millón de metros cúbicos que hay ahora inundan sólo 5 o 6 hectáreas de la balsa principal, frente a los 30 que era habitual cuando Fertiberia estaba en plena actividad. Siguen moviéndose por un circuito cerrado aunque en este caso sin volver a la fábrica: las aguas que son recogidas por los canales perimetrales acaban llegando a una estación de bombeo que las impulsa de nuevo a las balsas, para que se decanten y evaporen.

En paralelo, en las balsas trabajan retroexcavadoras, un bulldozer y un tractor de riego para ir dando forma a los taludes. Es un paso más, a la espera de que se apruebe definitivamente (o no) el proyecto de restauración presentado en octubre ante el Ministerio y la Consejería de Medio Ambiente. Según explica el director de Fertiberia en Huelva, Roberto Ibáñez, el dictamen se hará esperar: se han enviado diez cajones de información que estarán siendo estudiados por los técnicos del Ministerio y requerirán de informes de organismos especializados como el Instituto Geológico y Minero. La propuesta de la empresa es eliminar completamente el agua y controlar las escorrentías, aplicar sobre las balsas una capa de polietileno de alta densidad, cubrir con arcilla y tierra y después reforestar la zona. La empresa Ardaman & Associates, experta mundial en restauraciones de balsas está detrás del proyecto que actuaría sobre 720 hectáreas: 400 hectáreas de balsas activas y zona de seguridad, en las que se aplicaría esa restauración completa y el resto en Marismas de Mendaña, donde se harían algunas pequeñas revegetaciones, ya que esa zona ya fue restaurada por el Ayuntamiento de Huelva.

El proyecto está planteado para diez años, aunque la eliminación completa del agua interna de las balsas se alargará hasta cubrir tres décadas, durante los cuales se ejecutará un plan de seguimiento y monitorización. Una vez eliminada el agua superficial, se instalará un sistema de tuberías para la escorrentía de las pluviales, que hará que el agua que llegue a la Ría tras la restauración no haya tenido contacto alguno con el yeso. El agua interna de las balsas se irá drenando poco a poco, ya en pequeñas cantidades. Al mismo tiempo se ejecutará la fase de sellado con la cobertura de polietileno, una capa gruesa de arcilla compactada y una cubierta vegetal, sobre la que se plantaría vegetación autóctona. El plan cubrirá unas balsas que en su cota máxima tienen 28 metros de altura, algo inferior a los 32 metros que llegaron a estar planificados.

Según el calendario planificado, al compañía prevé clausurar las balsas norte y sur de la zona 2, las balsas activas, en seis años desde el comienzo de los trabajos, mientras que la zona 3, la llamada zona de seguridad, tardaría en cerrarse una década. Una vez finalizada esta parte de la restauración, en un tiempo récord según el periodo medio empleado en otras explotaciones, aseguran en Fertiberia, se ejecutará un plan de seguimiento, midiendo la evolución de las balsas con piezómetros e inclinómetros.

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